Números infinitos : en viaje con amigos.
Las matemáticas siempre son
un desafío, pero viajamos con su ayuda. Un
numero irracional y de incognito nos acompaña desde siempre; es el número π. Con
nuestros queridos amigos los Cacace haciendo
una parada llevando nuestras valijas en
un pequeño tramo, únicamente lo podíamos hacer mediante la ayuda de las
rueditas ,el invento milenario de los sumerios que además nos legaron la
escritura ,el arado y otras nimiedades , seguramente sin pensar lo que harían con sus inventos otros
iluminados siglos después.
Si bien los sumerios
inventaron la rueda, los mayas también
la conocían, pero la usaban solo como adorno ritual. Una diferencia decisiva: no basta con saber que algo existe,
importa cómo lo integramos a la vida práctica. Con todos los números
irracionales sucede algo parecido, se conocieron hace siglos, pero recién con
las matemáticas modernas se volvieron herramientas de cálculo, ingeniería y
arte. El conocimiento, como la rueda, solo transforma cuando se hace parte del
camino.
Números irracionales más conocidos además del π (pi), √2, e y φ (phi, el número áureo) todos ellos no pueden escribirse como fracción exacta y,
al expandir sus decimales, jamás terminan ni se repiten. Son, de algún modo, ¨infinitos
atrapados en un símbolo finito¨.
- π gobierna los círculos, las ondas, la resonancia, hasta los algoritmos de compresión de
música…
- √2, descubierto en la antigua Grecia, rompe la fe pitagórica en que “todo era número entero o
fracción”. A su descubridor Hiposo al parecer no le fue bien.
- e (2,718…) aparece en el crecimiento de
poblaciones, en los intereses bancarios y en la
expansión viral de un meme es el número natural del crecimiento
continuo,
el que aparece siempre que el cambio se retroalimenta a cada instante.
- φ, la proporción áurea,
parece tejer un puente entre lo estético y lo biológico, desde el Partenón
hasta la disposición de las hojas en una rama.
Todos ellos
habitan nuestro mundo concreto: infinitos que actúan en realidades finitas.
No se puede
atribuir el descubrimiento del número pi a una sola persona, sin embargo, Arquímedes de
Siracusa (siglo III a. C.) es reconocido por haber realizado la primera
aproximación precisa de su valor. Utilizando un método geométrico de
polígonos inscritos y circunscritos en un círculo, logró acotar el valor de
pi entre 3.1408 y 3.1428. El nombre "pi" fue popularizado por el
matemático suizo Leonhard Euler en el siglo XVIII.
El
descubrimiento de raíz cuadrada de 2 , se cree que un miembro de los pitagóricos,
llamado Hipaso
de Metaponto,
demostró que no puede expresarse como fracción de
enteros. Fue una gran sorpresa para la fe pitagórica. Se cuenta que Hipaso no le fue nada bien por revelar este
secreto.
El
número e ≈ 2,718e approx
es
como la “constante del cambio continuo”.
Lo descubrió Jacob Bernoulli a fines del siglo XVII, al estudiar el interés
compuesto, y luego Leonhard Euler lo desarrolló a fondo. Si algo crece o decae sin
pausas
(dinero, bacterias, radiactividad, epidemias), aparece e.
El
número áureo tampoco fue
descubierto por una sola persona. Su estudio se remonta a la antigua Grecia,
donde los pitagóricos y Euclides lo describieron en términos de una
"división de una línea en extrema y media razón" en su obra Elementos.
La
asociación del número áureo con la sucesión de Fibonacci fue establecida
por el matemático italiano Leonardo Fibonacci en el siglo XII, aunque el
nombre de la serie se popularizó posteriormente. Los primeros términos de la
secuencia son: 0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,... A medida que la secuencia avanza, el
cociente entre un término y el anterior se aproxima al número áureo, que es
aproximadamente 1.6180339887...
El
nombre "phi" (Φ) en honor al escultor griego Fidias fue
adoptado en el siglo XX por el matemático estadounidense Mark Barr, debido al
uso de esta proporción en las esculturas de Fidias, como las del Partenón.
Los irracionales son un
recordatorio de que la realidad siempre desborda cualquier medida exacta.
Están presentes en cada onda, cada espiral, cada proporción, como un eco
permanente de lo ilimitado en lo limitado.
Epílogo:
Los números son aliados invisibles, a veces
incómodos, a los que no todos sienten simpatía. Los números irracionales, en
particular, dan “razón”: son los menos comprendidos, pero sin duda los más
utilizados. Su presencia es ineludible. Los recurrimos para organizar lo
cotidiano: medir distancias, calcular presupuestos, capturar una foto digital,
asegurarnos de que nuestra casa no tenga falsa escuadra, elegir la diagonal al
cruzar una plaza, descifrar patrones o cortar una pizza en partes iguales. En
síntesis, para entender la naturaleza misma. Nos acompañan en cada decisión, en
cada uso de la tecnología, aunque no siempre los comprendamos o los amemos.
Su utilidad supera cualquier disgusto; su
silencio es firme y constante. Son la prueba de que incluso aquello que nos
resulta incómodo puede ser un recurso esencial para vivir, orientarnos y hallar
armonía en el mundo. Invisibles pero omnipresentes, nos recuerdan que lo
esencial a menudo pasa desapercibido, y que, sin ellos, nuestro camino sería
más incierto, menos medido, menos sentido.
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