¿Superhijitus se volvió
realidad?
En la historieta
Superhijitus aparecía como un héroe, siempre dispuesto a usar sus poderes para
el bien. Pero si la imaginación infantil podía crear héroes y villanos, hoy la
neurociencia parece ofrecernos algo parecido: SuperHijitus y la posibilidad de
un “SuperNeurus”. La pregunta ya no es de fantasía: ¿qué pasa cuando un casco
de estimulación cerebral nos promete silencio interior, lucidez y aprendizaje
acelerado?
La periodista científica
Sally Adee que escribió acerca del conectoma en su libro : ¨Somos electricidad¨
y, relató su experiencia con un casco de estimulación transcraneal de corriente
continua (tDCS). Su testimonio es sorprendente: por primera vez en su vida, las
voces internas que la atormentaban desaparecieron. Todo se volvió claro,
silencioso, enfocado. Lo que normalmente
le hubiera llevado horas de práctica, lo aprendió en minutos. Adee lo describió
como unas vacaciones de su propia cabeza.
Lo inquietante es que ese
estado de calma y confianza no provenía de años de meditación, ni de un proceso
gradual de autoconocimiento, sino de un casco y unos electrodos. La duda,
el miedo y la voz interior quedaron suspendidos. La pregunta inevitable
es: ¿qué papel cumplen esas voces en la vida cotidiana?
La duda
como freno y motor
En yoga se dice que “hay que
aprender a salir de tu propio camino”. Adee lo logró gracias a la
neurotecnología. Pero ¿es siempre deseable salir del propio camino? La duda,
lo sabía muy bien Renato , por molesta que resulte, también cumple una función:
frena impulsos, nos obliga a revisar nuestras decisiones, incluso actúa como
guía moral. Sin ella, quizás resolvemos problemas más rápido, pero ¿decidimos
con mayor responsabilidad?
La promesa de un “silencio
perfecto” puede ser tan atractiva como peligrosa. ¿Queremos realmente vivir en un
mundo donde la gente actúe sin miedo ni incertidumbre? ¿O perderíamos con ello
parte de nuestra humanidad más íntima que reside precisamente en nuestras
vacilaciones, en la tensión entre lo que queremos y lo que tememos?
La historia de Adee es
reveladora. Muestra el poder real de la estimulación cerebral, pero también el doble
filo de la tecnología. Lo que empieza como un recurso terapéutico o de
entrenamiento puede transformarse en herramienta militar, comercial o de
control social.
¨La línea de
investigación, paso de la rana de Galvani a la pila de Volta y de allí al
cráneo de los pacientes de Aldini, se proyecta ahora hacia aplicaciones
insospechadas. En la primera década del siglo XXI, la DARPA —la agencia de
investigación del Pentágono— financió proyectos para probar si la estimulación
eléctrica podía mejorar la puntería, la atención o la rapidez de aprendizaje de
soldados en simuladores. Así nació el casco de estimulación
transcraneal, un dispositivo que parecía salido de una historieta de
ciencia ficción pero que se apoyaba en más de dos siglos de experimentación
científica¨.
La separación
Superhijitus y SuperNeurus es cada vez más difusa.
Epílogo: ¿Un
mundo sin voces?
Lo que Adee vivió no es solo un experimento con un casco:
es un espejo sobre la condición humana. Todos convivimos con un “ruido interno”
que, en muchos casos, limita la acción, la concentración y la confianza. La
tecnología mostró un atajo, un modo de silenciar temporalmente esa tormenta
interior, y en ese silencio apareció la eficiencia, la calma y el aprendizaje
acelerado. La pregunta de fondo es ética y existencial: ¿Queremos acceder a un
yo “sin dudas”, más rápido, más eficaz, pero quizá menos humano? ¿O aceptamos
que nuestra fragilidad, nuestras vacilaciones, son parte de lo que nos hace
auténticos y creativos? Lo que Adee describe no es un superpoder, sino algo más
íntimo: la
posibilidad de vivir, por unas horas, sin el peso de su propia mente.
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