El proceso de avance científico es una dinámica intrincada de razonamientos que se entrelazan, se ajustan y se refuerzan mutuamente. Este proceso está formado por múltiples formas de inferencia que, al trabajar juntas, nos permiten generar, evaluar y validar nuestras ideas: abducción, inducción, deducción, junto con el modelo de un cerebro bayesiano que actualiza constantemente nuestras creencias y la epistemología que nos ayuda a fundamentar y cuestionar todo lo que sabemos.
La Abducción: Es el ¨punto de partida¨ en todo
proceso científico Aristóteles ya la había tratado, pero C.S-Peirce, la considera
como el razonamiento que nos permite ¨generar
hipótesis plausibles¨ a partir de observaciones inciertas o incompletas. Es un
acto creativo que busca una explicación inicial que pueda encajar con los datos
disponibles. La abducción conjetura abriendo el camino hacia nuevas teorías y
modelos que deben ser revisados y refinados constantemente. No solo se trata de
generar hipótesis, sino también de permitirnos visualizar posibilidades en
medio de la incertidumbre.
La Inducción: Una vez que una hipótesis es formulada, la inducción
entra en juego. Es el tipo de razonamiento que nos lleva de lo particular a lo
general, buscando patrones recurrentes que puedan dar lugar a leyes
científicas. Sin embargo, la inducción nunca puede garantizar certeza absoluta,
ya que el principio generalizado siempre está sujeto a la posibilidad de nuevas
observaciones que puedan contradecirlo o matizarlo. Así, la inducción funciona
como una forma de explorar pero como un proceso abierto a la revisión y
modificación constante.
La Deducción: Partiendo de principios generales establecidos, se infiere una
conclusión específica que necesariamente debe seguir de esos principios. En la
ciencia, la deducción se utiliza para poner a prueba las hipótesis creadas
mediante la abducción y para verificar las generalizaciones realizadas por
inducción. La deducción proporciona la estructura lógica que da consistencia a
las teorías científicas, asegurando que las conclusiones sean coherentes con
los principios fundamentales que se consideran verdaderos. La deducción, en
cierto sentido, actúa como el "control de calidad" del conocimiento,
buscando garantizar que lo que se está proponiendo no solo sea plausible, sino
lógicamente consistente.
El Cerebro Bayesiano: Metáfora
cognitiva que nos muestra cómo todo este
proceso de inferencias se ajusta continuamente. Nuestra mente, no se conforma
con una única hipótesis, sino que la revisa y ajusta conforme a nuevas
evidencias. La teoría de probabilidad de Bayes es crucial , ya que proporciona
una herramienta matemática para actualizar nuestras creencias en función de la
información nueva que llega. A través de un proceso probabilístico, la mente
humana "ajusta" la certeza de nuestras creencias, haciendo que el conocimiento
sea un sistema dinámico que cambia a medida que se recopilan nuevos datos.
La Epistemología: Es esencial al proporcionar
el marco crítico en el que todo este proceso de inferencia se evalúa. La
epistemología no solo estudia cómo generamos conocimiento, sino que también se
ocupa de preguntarse si nuestros métodos y resultados son confiables y válidos.
Examina cómo justificamos nuestras creencias, cómo evaluamos la evidencia y
cómo nos aseguramos de que nuestras conclusiones estén alineadas con lo que
podemos considerar como conocimiento válido. En este sentido, la epistemología
actúa como el guardián de la objetividad, la coherencia lógica y la ética del
proceso científico.
La Dialéctica Inferencial: Es un ciclo
continuo de creación y evaluación donde la abducción, inducción, deducción, el cerebro
bayesiano y la epistemología interactúan
de manera fluida y continua. Primero, la abducción nos ofrece hipótesis
creativas. Luego, la inducción nos lleva a generalizar esas ideas a través de
patrones observados. La deducción verifica que esas generalizaciones sean
lógicas y consistentes. Al mismo tiempo, el cerebro bayesiano ajusta nuestras
creencias constantemente, actualizando nuestra comprensión con cada nueva pieza
de evidencia. Todo esto se lleva a cabo dentro de un marco epistemológico que
cuestiona, valida y justifica el conocimiento adquirido, asegurando que
nuestras conclusiones sean lo más cercano posible a la verdad.
Adenda:
Este proceso dialéctico es fundamental para el avance de la ciencia. No
se trata solo de una acumulación pasiva de hechos, sino de una constante
interacción entre la creación de nuevas ideas, la evaluación de las mismas, la
verificación lógica y la actualización continua de las creencias. Cada nueva
observación, cada nuevo experimento, no solo refuerza lo que sabemos, sino que
desafía y modifica lo que creíamos saber, avanzando el conocimiento de manera
dinámica y enriquecedora. De esta manera, el proceso científico se convierte en
un sistema vivo de interacción entre diferentes formas de inferencia, donde la
creatividad, la lógica, la probabilidad y la reflexión crítica se entrelazan
constantemente, creando un flujo de conocimiento que es tanto flexible como
riguroso. Este
proceso no solo es aplicable a la ciencia, esta implícitamente incluido como modelo para la toma de decisiones y la
resolución de problemas en la vida cotidiana.
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