viernes, marzo 14, 2025

ESPEJO EN EL CEREBRO

                                                                                         Macaca nemestrina.

Los hallazgos resultantes de la ``sagacidad y el azar¨, se denominan serendipias, así se descubrieron las ¨células espejo¨. En Parma, Giacomo Rizzolatti con  su grupo en la década del 90, trabajaban con monos macacus midiendo la actividad de las neuronas que codifican el comportamiento motor específico,  estas son neuronas  ubicadas en el área f 5 premotora, que se activan cuando el  mono ¨agarra¨ o manipula objetos. El área  f5 es un sitio  clave para nuestra actividad motora.

 

Lo serendipitoso fue, que cuando uno de los  investigadores, Vittorio Gallese, al tomar algo en su mano, oyó una descarga, lo cual indicaba actividad en el mono. Eran las mismas neuronas que se activaban cuando el mono iba a hacer el movimiento. Al repetirse el fenómeno se evidencio que no era ¨ruido¨, y  que además las neuronas motoras ahora  se ¨habían activado solo con ver¨  lo que hacía el investigador. 

 

Algo extraño, pero se comprobaba , que neuronas motoras también tenían función perceptiva. Esto iba a contra lo establecido. Dichas neuronas se activaban con solo percibir lo que hacía el mono sin mediar ningún movimiento,  ¨espejaban¨ lo que veían, la conexión establecida era  mono-persona, el descubrimiento es válido interespecie;  los actos de otro se convierten en míos y los míos en suyos, los demás no  están afuera, pero por suerte  disponemos de un ¨llavero¨ para bloquear si así lo queremos.

 

Lo paradójico es que no siempre nos comunicamos con otras personas, pero parece que si con monos. El hallazgo de las neuronas espejo por parte de Giacomo Rizzolatti y su equipo no solo desafió nuestra comprensión de la percepción y la acción, sino que también abrió una puerta a la investigación sobre la empatía, entendida como la capacidad de "ponerse en los zapatos" de otro ser.

Se iniciaba una línea de investigación con  la ¨colaboración¨ no voluntaria de nuestros parientes cercanos. Junto a estas neuronas se descubrieron además otros tipos de neuronas en esa misma área, las cuales tenían como característica distintiva la de  activarse durante el acto prensil o con solo ver  objetos que ¨puedan ser asidos¨,  a estas células las denominaron ¨neuronas canónicas¨, ambas se activan tanto al realizar como al observar una acción. Sin embargo, mientras que las neuronas espejo están más involucradas en la imitación y la emulación de acciones observadas, las neuronas canónicas tienen una función más centrada en la manipulación de objetos y la acción motora.

Estos descubrimientos nos afirman que empatía y acción no son simplemente una construcción psicológica o emocional abstracta, sino que están profundamente arraigada en nuestra biología, nuestra anatomía neuronal y nuestra capacidad de interactuar con el mundo social de manera recursiva e interconectada, permitiéndonos entender y experimentar el mundo desde la perspectiva de los otros, y de alguna manera, integrar sus experiencias como propias.

La percepción y acción son las dos caras de una misma moneda y en el canto de estas funciones neuronales, una que no podía faltar, la de las emociones, que nos hace comprender por qué a veces podemos entender y compartir el dolor o la alegría. Esto es la base de muchas de nuestras interacciones sociales dando sentido sistémico-ecológico-cibernético a los fenómenos que nos ocurren en todos los momentos de nuestra convivencia como seres sociales, que somos o tratamos de ser. La cibernética tiene una relación directa con la forma en que entendemos la comunicación y el control de la información en nuestras interacciones sociales. Las neuronas espejo y la empatía pueden verse como parte de un sistema cibernético complejo que regula cómo compartimos información, emociones y comportamientos, facilitando nuestra supervivencia y desarrollo social.

G. Bateson lo expresa con énfasis al decir:

¨La cibernética se encarga de los problemas de control, recursividad e información. Es el más grande mordisco a la fruta del árbol del Conocimiento que la humanidad haya dado en los últimos 2000 años".  

                   

 

Los memes, en el contexto de la teoría de la evolución cultural, son unidades de información que se transmiten y sobreviven en la medida en que son replicados, adaptados y compartidos. Las ideas, comportamientos y emociones compartidas pueden verse como un tipo de meme que, al ser transmitido de un cerebro a otro, perpetúa nuestra capacidad de conexión y colaboración social. Sin la empatía y la capacidad de "espejear" las experiencias de los demás, muchos de estos memes no podrán propagarse ni evolucionar dentro de una cultura. Ellos, nuestros memes, dan continuidad social a las potencialidades individuales, pero aquellos  que no se sociabilizan se extinguen,  como todos, para poder sobrevivir además de  nacer, deberán tener la capacidad de permanecer y desarrollarse, posibilitando además su diáspora ecuménica. No es posible imaginar cuántos memes se habrán perdido, sea para bien y o para mal, cada uno de nosotros tendrá  ejemplos de cada caso.

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