*En el campo de la investigación el azar no favorece más que a los espíritus preparados*.
Que la educación es la base de todo, lo entendió
claramente el rey de Serendip, y pensó que la de sus tres hijos no estaría
completa sin recorrer el mundo y conocieran gentes. Les hizo emprender un viaje
y en el camino hallaron huellas de un
camello, dedujeron que el animal estaba cojo, ciego de un ojo, le faltaba un
diente, llevaba a cuestas una mujer embarazada y, además, acarreaba miel en un
lado y mantequilla en el otro. Poco después, un mercader que había perdido el camello
les preguntó por el camello, ante la respuesta tan meticulosa de los príncipes,
los acusó de habérselo robado.
Los príncipes fueron
llevados a presencia del emperador Beramo, quien les preguntó cómo pudieron
saber con exactitud tantas cosas sobre el camello sin haberlo visto nunca, y
ellos le refirieron sus abducciones y deducciones: El camello había comido
hierba del lado del camino en que esta era menos verde, así que debía haber
sido ciego de un ojo. Había a lo largo del recorrido montoncitos de hierba
masticada, del tamaño del diente de un camello, que debieron caer por el hueco
del diente que le faltaba a éste. Las huellas mostraban que arrastraba una
pata, así que debía de ser cojo. Había hormigas en un lado del camino, atraídas
por la mantequilla derretida, y moscas en el otro, comiendo la miel derramada.
Junto a las huellas del lugar en que el camello se había arrodillado, estaban
las de unos pies y, junto a ellos, orina de una mujer. Había también huellas de
manos, por lo que supusieron que la mujer estaba embarazada y tuvo que apoyarse
en sus manos al orinar.
El juicio se vio
interrumpido por el anuncio de que el camello había sido encontrado. El
emperador Beramo, encantado por la sabiduría de los tres hermanos, los despidió
colmándolos de regalos y ellos siguieron sus aventuras. Esto tiene que ver con los problemas inversos, del
efecto a la causa, que tan bien describe M. Bunge y se incluyen en el capítulo
de los hechos serendipitosos, es decir aquellos que son una combinación de azar
y sagacidad inferencial. En medicina este tipo de razonamiento es frecuente.
En la ciencia
las serendipias son muy numerosas; Arquímedes salió corriendo desnudo, Newton
no se comió la manzana, Kekule ideo el benceno, Fleming no tiro la probeta
sucia y olvidada, el abrojo es tan molesto pero el velcro es tan útil, el post
it, el láser como un ejemplo de solución antes de encontrar el problema.
Un hallazgo
muy importante fue que en 1965 se descubrió la radiación cósmica de fondo de
microondas, rastros del nacimiento del universo que se pensó inicialmente que
era ruido provocado por caca de
pájaros en la antena. Los ejemplos son muy numerosos, pero hay uno al que
Cañete le rinde su homenaje diariamente diciendo: Pfizer simplemente gracias , cuando la empresa pidió que le
devolvieran el sindenafil porque no era el efecto deseado, nadie le hizo caso.
Osamu Shimomura cristalizo la enzima luciferasa al usar ácido clorhídrico accidentalmente porque
estaba cansado. Tiempo después mientras estaba reflexionando en un bote en
Friday Harbor recordó ese momento y logró aislar el compuesto bioluminiscente
de Aequorea
victoria lo que lo llevó al descubrimiento y desarrollo de la proteína verde fluorescente GFP, por lo que recibió el premio Nobel en 2008.
Adenda : serendipia deriva del inglés serendipity, acuñado
por Horace Walpole en 1754 a partir de «Los tres príncipes de Serendip»,
Serendip —antiguo nombre persa de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka
No hay comentarios:
Publicar un comentario