BAJA ENERGIA
LIBRE VS ALTA ENERGIA LIBRE
Si no hay sorpresa no hay una discrepancia significativa
entre lo esperado y lo observado. Por lo tanto, la "energía libre"
asociada a este evento es baja, los sistemas biológicos estamos intrínsecamente
motivados a minimizar la sorpresa. Un accidente aéreo representa
una gran discrepancia entre nuestro modelo esperado de la aviación segura y,
genera una alta "energía libre" en nuestros sistemas
cognitivos.
El Cerebro como una Máquina
Predictiva:
Desde hace mucho tiempo, la
neurociencia ha luchado por unificar la comprensión percepción,
cognición y acción en un marco coherente.
En este contexto, el neurocientífico y psiquiatra Karl Friston ha propuesto la teoría
de la inferencia activa, un marco matemático y computacional que reformula
fundamentalmente la función del cerebro.
En su esencia, la teoría postula que el cerebro no
es un receptor pasivo, sino una "máquina de predicción" que opera
bajo un principio unificador: la minimización de la sorpresa, formalizada
como el principio de la energía libre variacional. Este ensayo explorará
los conceptos fundamentales de esta teoría, examinando su relevancia para la
neurociencia moderna y sus implicaciones para la comprensión del comportamiento
humano.
En la intimidad de la teoría de Friston reside el principio
de la energía libre, una noción que adapta los principios de la física y la
estadística a la biología y, que
postula que cualquier sistema autoorganizado, como el cerebro, debe resistir la
tendencia natural a disolverse o alcanzar el equilibrio termodinámico.
El cerebro logra esta hazaña
al minimizar su energía libre, que es una medida de la discrepancia
entre el estado interno del sistema sus creencias sobre el mundo y el mundo
exterior. La discrepancia, o error de predicción, es la
"sorpresa" , de eso sabemos mucho y también que el cerebro se esfuerza por evitar.
Para
mitigar la sorpresa, el cerebro recurre a dos procesos
complementarios y entrelazados: la inferencia perceptiva y la inferencia
activa.
La
inferencia perceptiva se refiere al ajuste de los modelos internos del cerebro
para que se alineen con la información sensorial entrante. A medida que el cerebro recibe datos de sus sentidos, actualiza sus
creencias sobre las causas de estas percepciones, lo que minimiza el error de
predicción. Es un proceso de aprendizaje y adaptación, donde el modelo interno
se hace cada vez más preciso al reflejar el estado del mundo.
La
inferencia activa el cerebro actúa sobre el mundo para que sus observaciones
sensoriales confirmen sus predicciones. En lugar
de simplemente percibir el entorno, el cerebro lo manipula. Por ejemplo,
al buscar tus llaves en una habitación, el cerebro no solo predice su
ubicación, sino que también mueve los ojos y la cabeza para generar datos
sensoriales que validen esa predicción. La acción, en este modelo, es una
forma de inferencia, una manera de resolver la incertidumbre al hacer que
el mundo concuerde con las expectativas interna.
La visión
del cerebro como una máquina predictiva tiene profundas implicaciones en la
neurociencia y la psiquiatría.
La teoría de Friston ofrece
una explicación unificada de cómo la percepción y la acción son dos caras de
la misma moneda, impulsadas por un único imperativo de minimizar el error
de predicción. Además, proporciona un marco para comprender los trastornos
mentales. Por ejemplo, una alucinación podría ser interpretada como un fracaso
en el proceso de inferencia activa, donde el cerebro da demasiado peso a sus
predicciones internas, ignorando la evidencia sensorial que las contradice. Por
el contrario, un síntoma de ansiedad podría ser visto como una predicción de
una amenaza inminente, lo que impulsa al cerebro a tomar medidas de evitación
para minimizar la sorpresa futura. La esquizofrenia alta energía libre.
La teoría de las inferencias
perceptiva y activa de Karl Friston representa un cambio de paradigma en la
neurociencia. Al postular que el cerebro es fundamentalmente un órgano
predictivo impulsado por la minimización de la energía libre, la teoría integra
la percepción y la acción en un marco coherente. Proporciona una
explicación unificada de cómo el cerebro genera modelos del mundo, ajusta sus
creencias y actúa sobre el entorno para reducir la incertidumbre. La visión del
cerebro como una entidad proactiva y no solo reactiva ofrece una perspectiva
prometedora para futuras investigaciones sobre el funcionamiento cognitivo
normal y patológico.
¿Dónde deje las llaves? Sí no te ocurrió esta lectura no es para vos, Richard Thaler (Premio Nobel de Economía,
2017) suele usar ejemplos muy cotidianos de sus propios olvidos para ilustrar
cómo funcionan los sesgos cognitivos y las opciones por defecto.
En varias charlas y
entrevistas comenta que a menudo no sabe dónde dejó sus llaves. Para
reducir ese problema, aplica la idea de un default: siempre dejarlas en
un mismo lugar. Es decir, en vez de confiar en su memoria cada vez, diseña
el entorno para que la opción más fácil sea la correcta (un gancho, una
bandeja, un cuenco al entrar a la casa). Esto conecta con su teoría del nudge
(empujón): si estableces un punto fijo como opción por defecto, aumentás
la probabilidad de que el comportamiento deseado ocurra sin esfuerzo mental.
Cómo se conecta con energía libre de K. Friston
Karl Friston con su principio de energía
libre plantea que todo organismo (incluido el cerebro humano) busca minimizar
la sorpresa o la incertidumbre frente al entorno. La “energía libre” no es
energía física, sino una medida de cuánto difieren nuestras expectativas
internas del mundo real.
Ahora, si lo miramos desde Thaler y su ejemplo
de las llaves: no saber dónde están las llaves genera un estado de
incertidumbre alto energía libre elevada. El cerebro no puede predecir con
confianza dónde encontrarlas.
Solución tipo Thaler: crear un nudge una opción por defecto ,siempre en el mismo
lugar. Eso reduce drásticamente la entropía cognitiva: el modelo interno
del cerebro ya anticipa con alta probabilidad dónde estarán.
La conexión: el nudge en lenguaje de
Friston, es una forma de reestructurar el entorno para minimizar energía
libre, es decir, para reducir la brecha entre lo que espero y lo que
encuentro.
En síntesis:
- Thaler lo ve desde la economía
conductual: diseñar defaults para compensar sesgos.
- Friston lo ve desde la neurociencia:
estabilizar predicciones para reducir incertidumbre.
Ambos coinciden en que el ser humano busca simplificar su mundo
para no perder energía mental ni quedar atrapado en sorpresas.
Epilogo
Lo que une a Friston y a
Thaler es la danza entre orden y sorpresa, entre coherencia y caos
controlado.
Friston nos recuerda que nuestros cerebros buscan minimizar energía libre, sostener modelos del
mundo que nos mantengan viables. Esa baja energía libre es negentropía cognitiva, el orden interno que
nos permite sobrevivir y actuar con estabilidad.
Pero
los momentos de alta
energía libre
también son esenciales: no son desbordes caóticos, sino oportunidades
dialécticas y controladas para aprender, actualizar modelos y adaptarse. Cada error, cada
discrepancia entre expectativa y realidad, es información valiosa que impulsa
el progreso, siempre dentro de límites que preserven la subsistencia.
Thaler
nos
recuerda que no siempre elegimos racionalmente: usamos atajos y sesgos para manejar la
complejidad cotidiana. Esa heurística es la forma práctica de equilibrar la necesidad de orden
con la inevitabilidad de la sorpresa, un mecanismo que permite que la mente
avance sin desgastarse.
Así,
vivir es un equilibrio constante:
·
Baja energía libre = subsistencia, coherencia, orden.
·
Alta energía libre = oportunidad, aprendizaje, evolución
controlada.
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