lunes, agosto 11, 2025

La compañía en el viaje: ambigüedad y vaguedad en una metáfora de James Norbury



 


Tarde de laboratorio de Café en lo de Marta con Miguel y, Carlos quien nos regaló la pregunta de la imagen; “¿Qué es más importante, el viaje o el destino?”  y la respuesta del Pequeño Dragón ¨La compañía¨ . Una invitación  a analizar en profundidad un dilema filosófico recurrente que enfrenta dos maneras de valorar la experiencia humana.

En Big Panda and Tiny Dragon, James Norbury es una serie de ilustraciones y reflexiones filosóficas creadas por James Norbury que exploran temas profundos de la vida cotidiana, como la felicidad, la compasión, la aceptación y el sentido de la existencia, a través de la interacción entre estos dos personajes : el Gran Panda y el Pequeño Dragón. En este caso presenta esta disyuntiva y la respuesta del Pequeño Dragón  —“La compañía”— que no solo desplaza el eje, sino que además introduce un giro conceptual que enriquece la metáfora.

En el contexto de la metáfora: Viaje representa el proceso, el camino y las experiencias vividas. Destino: se refiere a la meta o punto final que se quiere alcanzar, pero
no alude específicamente  aquí al determinismo ni a un final inevitable, como el concepto filosófico de las Moiras, pero tampoco  un objetivo o meta elegida. En el aporte del amigo su objetivo era Mendoza.

Pero el Dragón no elige ninguno pese a que su respuesta introduce un tercer elemento que altera el sentido original, “la compañía”, que  desactiva de alguna manera la oposición entre camino y meta. El mensaje implícito es que, más allá del objetivo o de las experiencias en sí,  el valor real está en las personas que comparten el ¨trayecto¨. El Pequeño Dragón desplaza así  la atención  enfatizando que las conexiones humanas y el apoyo mutuo dan significado tanto al camino como a la ¨llegada¨. Cambia la pregunta sin rechazarla, ofreciendo una respuesta unificadora que, desde una perspectiva humanista, resuelve el dilema.

Ambigüedad y vaguedad  el doble juego de la metáfora: Ambigüedad: en “destino”, que puede significar “meta” o “final inevitable”. Vaguedad: en “viaje”, cuyos límites son difusos ¿se trata de toda la vida, de un periodo, de personas, animales, ideas?

Interpretar implica limitar estos términos, decidir qué acepción de “destino” se aplica, o precisar qué entendemos por “compañía”. Esa reducción es inevitable si queremos encontrar sentido, pero siempre corre el riesgo de “matar” la metáfora.

Borges y la muerte de la metáfora, la anécdota atribuida a Borges se refiere a una señora que le dijo; mire Borges yo  no le voy a decir una cosa por otra . Él replico , señora “acaba usted de matar a la metáfora” , lo literal impone este riesgo. Si ocurrió o no ,no le resta valor. El poder de una metáfora reside en su capacidad para albergar significados múltiples, restringirla a una sola lectura eliminaría su fuerza evocadora.

En este caso, si el lector decide que “destino” significa un final inevitable, la metáfora se reconfigura: la pregunta ya no es sobre metas elegidas, sino sobre si importa más el trayecto o el final predestinado. La respuesta del Pequeño Dragón seguiría funcionando: la compañía es lo que hace valioso el viaje, independientemente de cómo termine.

En síntesis: Tanto el “viaje” como el “destino” son imágenes metafóricas de la existencia: El viaje: el vivir mismo, el proceso lleno de experiencias. El destino: un objetivo, o bien el desenlace ineludible de la vida. En cualquiera de estas lecturas, el mensaje del Pequeño Dragón se mantiene: lo que verdaderamente importa no es dónde terminas ni qué ruta tomas, sino con quién la recorres.

Conclusión

La metáfora de Norbury es potente porque permite interpretaciones diversas y complementarias. Su ambigüedad y vaguedad invitan a participar en la construcción de sentido. La respuesta del Pequeño Dragón aporta lucidez sin anular esa apertura: reconoce que las metas y los caminos tienen valor, pero subraya que son las relaciones las que otorgan significado profundo a la vida. La belleza de la metáfora radica en que, aunque el autor pudo tener una intención, la riqueza de la obra reside en su capacidad para ofrecer múltiples interpretaciones al lector, permitiendo que cada uno resuelva esa ambigüedad y vaguedad de manera personal.

 

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