Lo que fuimos, lo que somos, lo que nos hackearon
Una imagen
famosa muestra a Lorentz caminando y los gansos siguiéndolo en fila como si
fuera su madre — símbolo perfecto del fenómeno de la impronta.
En 1973, el Premio Nobel de
Medicina fue otorgado a tres pioneros de la etología: Konrad Lorentz: descubrió
la impronta en aves y el papel de los instintos. Niko Tinbergen: propuso los
cuatro niveles de análisis de la conducta (causa, desarrollo, función,
evolución). Karl von Frisch: descifró el lenguaje de las abejas y sus
capacidades perceptivas.
La etología; ¨ es el estudio del comportamiento animal en su contexto natural¨.
Esta ciencia, nacida del cruce entre la biología, la psicología y la
observación inteligente, fue impulsada además de Konrad Lorenz por Niko Tinbergen nos ayuda a entender por
qué hacemos lo que hacemos, no solo en términos psicológicos o sociales,
sino también evolutivos reales.
Konrad Lorenz medico
devenido etólogo considera que la
etología no solo estudia animales, sino que ofrece claves profundas para
entender la naturaleza humana y el vínculo entre instinto, razón y cultura. Sostiene
que venimos al mundo con cierta información incorporada, adquirida
filogenéticamente, que permite el aprendizaje y la adaptación al entorno.
Esta información surge de
la historia evolutiva de la especie, lo que Kant consideraba estructuras
apriorísticas del conocimiento, hoy puede entenderse como productos de la
evolución, es decir, como a posteriori desde la perspectiva de la especie, pero
a priori para cada individuo.
Vemos que la etología
olvidada en los currículos cobra un valor no solo para entender a los gansos y otras especies sino para
comprendernos a nosotros mismos. Nuestra conducta está anclada en miles de años
de evolución, pero el mundo cambió en apenas unos cientos. Y ese desfase es
terreno fértil para la manipulación.
El trabajo
experimental de K Lorentz ,acerca
de la impronta o troquelado en aves como los gansos salvajes , es que interpretan lo primero , que se mueve en determinado ángulo de su entorno como su progenitor, es un patrón
a medio camino entre las conductas innatas y las aprendidas.
Es un tipo de aprendizaje
muy rápido que en sus experimentos mostro que
los
gansos nacidos en su laboratorio lo
seguían en fila como si fuera su madre. Demostró que la impronta era
irreversible y con función adaptativa: los gansos que lo habían seguido de
pequeños seguían eligiéndolo incluso cuando podían ver a gansos. En aves como los gansos o los
patos, este período sucede poco después de nacer.
En
síntesis: Lorenz sostiene que en los
animales — no nos excluye— existen predisposiciones
innatas, con "programas instalados" listos para activarse ante
ciertas señales del entorno, "estímulos clave", y cómo estos
pueden ser fácilmente manipulados por lo que él denominó "súper-estímulos":
versiones exageradas de los estímulos naturales que generan respuestas aún más
intensas. No
es una exageración metafórica: Somos presa fácil de
los súper-estímulos. No porque seamos tontos, sino porque nuestros sistemas de
respuesta fueron diseñados para un mundo que ya no existe.
Nico
Tinbergen propuso una estructura simple y profunda a la vez: toda conducta puede entenderse desde cuatro niveles de análisis:
1.-La causa inmediata (¿qué
lo dispara ahora?) 2.- El desarrollo (¿cómo se forma en el individuo?) 3.-La
función (¿para qué sirve?) 4.-- La historia evolutiva (¿de dónde viene?) Esos
cuatro porqués, aplicados a una gaviota o a un humano, revelan mucho más que
una descripción de la conducta: nos conectan con una biología profunda
que aún guía nuestras decisiones… aunque a veces, como veremos, nos guíe por
caminos errados.
N.Tinbergen hizo experimentos con aves: Si a una cria de gaviota se le
muestra un pico artificial con manchas rojas más grandes que las de su madre
real, la cría responde con más fuerza. Es decir, prefiere el estímulo falso al
verdadero. No porque "lo piense", sino porque su sistema está
diseñado para responder a ciertas formas, colores o patrones. Y cuando se le
presenta una versión exagerada, su conducta se dispara aún más.
¿Por qué la
etología no se estudia más, si es tan clave?
A pesar de su potencia
explicativa, la etología está ausente de programas educativos formales, pero es
aplicada —y muy bien entendida— por la industria, la publicidad y la
tecnología. Las grandes plataformas y marcas explotan los principios etológicos con
precisión, saben qué estímulos clave activan nuestras respuestas más
automáticas, qué colores, sonidos o movimientos captan la atención, cómo
generar improntas desde la infancia con logos, marcas o ídolos. Utilizan súper-estímulos
diseñados para ser irresistibles. Redes sociales, comida ultra procesada,
entretenimiento, incluso ciertas formas de educación o política, no apelan a
nuestra razón, sino a nuestros circuitos instintivos. Lo que Lorenz y
Tinbergen descubrieron para gansos y gaviotas, hoy lo usa TikTok, McDonald’s y
YouTube con nosotros. El drama no es que seamos animales; es que otros lo
saben —y lo usan— mejor que nosotros mismos.
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