“La historia no es pasado: es el manual de uso
de nuestra mente.”
La historia suele enseñarse tan mal como las
matemáticas o la física. No porque carezca de valor, sino porque se la reduce a
una sucesión de fechas y nombres, en lugar de mostrarla como lo que
realmente es: un proceso totalizador. Bien enseñada, no es “lo que
pasó”, sino el camino que nos trajo hasta aquí. Este enfoque es útil en todas las disciplinas y revela cómo
se construye conocimiento.
En su
verdadera dimensión es indisoluble del
ser, de las creaciones del mismo, ubicadas en su tiempo y en su entorno y no
como mera información más o menos valedera con o sin importancia de lo que les
ocurrió a determinados personajes, desde esta óptica puede ser una muy buena
forma de encaminarnos hacia el entendimiento de los hechos y de los
acontecimientos, que nos han permitido como especie ocupar una posición de
privilegio.
Enseñarla
como una red de vivencias que conecta ciencia, arte, política, filosofía y vida
cotidiana es lo que verdaderamente despierta interés y sentido crítico. Aprender desde la motivación,
desde la historia que llevo a la creación o al descubrimiento y no a partir
simplemente de los hechos, es un camino de muchas sorpresas y una lección que
muchos hemos olvidado. No se
trata de nostalgia, sino de reconocer que muchas inquietudes humanas son
atemporales.
Si bien los
primeros pasos de lo que consideramos la civilización se dieron en Oriente, en
lugares tales como, la India o la China muchos siglos antes de Cristo, los
cuestionamientos de la civilización occidental tuvieron sus orígenes en Grecia
y fue allí posiblemente por diversos motivos, a la inteligencia premio del
innatismo , se le unió una situación geopolítica muy particular ya que Grecia
en esa época no era solo el territorio que conocemos en la actualidad , incluía también a innumerables islas, el Asia
Menor y el sur de lo que hoy es Italia, un lugar al que debían acceder
obligadamente quienes pretendían ir o venir del oriente al occidente o
viceversa.
Es notable
ver que aquellas preguntas fundamentales formuladas hacen milenios conservan su
vigencia aún en la actualidad, los grandes interrogantes acerca del Universo,
del Hombre y de Dios, siguen siéndolo. Los
griegos estimulaban a las condiciones que cite anteriormente con algo que ellos
entendían era absolutamente necesario, "el ocio", un tiempo en el que
se dedicaban exclusivamente a pensar y que tenía como aliciente fundamental
"la libertad" de expresión, fruto tal vez de la preponderancia que
daban al culto como acto en sí, en detrimento de las propias creencias que lo
sustentaban.
Esto que
parece poco, evitaba la sanción mística del pensamiento y brindaba una
oportunidad especial para salir al encuentro de las futuras explicaciones racionales.
Esta concepción de lo religioso servía como un caldo de cultivo para la actitud
creativa y con ello se favorecía lógicamente la evolución de las ideas. A veces
cuando uno quiere definir lo que se considera creativo, sufre una incapacidad
lingüística que nos recuerda que no es fácil expresar todo lo que conocemos o
pensamos.
Es cierto
que en aquellos tiempos y durante muchos siglos, la filosofía incluía en su
seno todo el saber y se fundía o confundía con la metafísica, si bien no existe
un "momento" en que se podría decir comienza el pensamiento
filosófico como una totalidad, podemos asumir que él limite, aunque difuso está
claramente señalado por el hecho del abandono progresivo del "mito"
como "la respuesta" valedera que explicara la realidad en favor del
"razonamiento".
Este cambio
de "mito por logos" se facilitó además por la condición casi
humanizada que tenían sus dioses, quienes estaban sometidos a las pasiones y
desgracias de aquellos que vivían bajo techo, se convertían así, de alguna
manera en dioses casi domésticos o domesticados, que inundaban todos los
espacios e intervenían en todos los aconteceres cotidianos.
Cuidado, nos
equivocaremos si creemos que podemos mirar de soslayo y despectivamente a todo
lo mágico que aquella época nos ofrecía, la magia hoy aún es necesaria y las
ciencias duras recurren también a ella, aunque sea con un disfraz que muchas
veces no resiste la crítica, incluso de aquel que la utiliza como recurso
último en la elaboración de su teoría.
Esto es tan
cierto , que Sir Isaac Newton, de quien se dice es el sabio número uno que ha
brindado la humanidad, no tuvo ningún empacho en recurrir a la magia cuando
invento para nosotros la "atracción a distancia", cierre que
considero como el apropiado para su mundo mecanicista, pese a que no lo
conformaba totalmente. Los médicos hoy también debemos saber magia para el
ejercicio de nuestra profesión, según acertadamente lo expresara Jores.
Pero retomando la época de nuestros orígenes civilizados, encontramos en
Sócrates un hito referencial para occidente y valido para ubicarnos con
relación a los principales pensadores griegos, ya que existe realmente un antes
y un después de este egregio pensador.
Los presocráticos se preocuparon fundamentalmente de la "fisis" es
decir de la naturaleza de las cosas, los estimulaba la necesidad de saber cuál
es la ley interna que rige la misma, cual es "su principio" y si este
era único o múltiple. (Principio: "arje", fisis: naturaleza de todas
las cosas).
En esta búsqueda sin final, para Thales de Mileto, aquel
del dichoso teorema no siempre bien recordado, el principio se hallaba en el agua, allí
estaba según él, el "fundamento " de todas las cosas. Si analizamos
bajo la óptica de nuestros conocimientos actuales la fórmula del agua,
pareciera que se equivocó solamente en un tercio, ya que dos tercios de la
misma están compuestos por el elemento más frecuente y el numero uno de la
escala, el hidrogeno.
Anaximandro agota su búsqueda en lo "indeterminado", en aquello que
no se puede experimentar y Anaxímedes piensa que el "aire" da
respuesta a su requerimiento, allí en ese elemento, está su principio.
Pitágoras independientemente de la posible discusión
de sí fue el solo o toda una escuela, cambia fundamentalmente el eje de la
investigación y dice que la naturaleza tiene su arje en los
"números", este es un principio "formal", el nombre de este
sabio no sin razón nos acompañara desde siempre y para algunos será un recuerdo
imborrable, en la extensión y sentido que se le quiera asignar. Lo de los
números irracionales es tema aparte y de análisis.
Consideraba
a la sabiduría como la ciencia reservada a Dios y a la filosofía la ciencia del
hombre, su escuela tenía un fuerte sentido religioso, se relata numerosas
anécdotas con respecto a los números y los castigos por violar los secretos que
se atribuían a los mismos, de sus estudios de música, se logra por primera vez
encontrar una relación entre calidad y cantidad, un casamiento entre la música
y las matemáticas que perdura desde hace siglos y se renueva permanentemente
hoy con el aporte de la electrónica.
Heráclito desarrolla su pensamiento
en la "unidad de los contrarios", esto implícitamente lleva la
necesidad de que la totalidad se encuentre en movimiento, "todo debe
fluir", desde esa fuerza se origina lo que da crecimiento a las cosas y
desarrolla a la naturaleza. "No se puede bañar dos veces en el mismo
río" es su expresión más conocida, ni el río será el mismo, ni nosotros
tampoco seremos los mismos. El principio es el "fuego" y la medida es
el logos.
Siglos
después. De alguna manera Prigogine vuelve a actualizarlo al crear las
estructuras disipativas.
Parménides
es clásicamente el opuesto a Heráclito , él sostiene que el ser es único,
"universal y estático", siempre el mismo, Zenón de Elea asumió la
defensa de su maestro ante aquellos que se burlaban de su filosofía, fue este
último el que creo con ese objetivo su celebres aporías (dificultades),
citaremos una de ellas la de la dicotomía, la cual concretamente expresa lo
siguiente, para recorrer una distancia primero hay que recorrer la mitad, esta
debe primero a su vez ser recorrida y este proceso de dicotomización lo podemos
seguir como es fácil de advertir hasta el infinito.
Se nos hace así evidente que con el pensamiento racional una cosa tan natural y
aparentemente simple y obvia como es el movimiento no puede ser explicada con
facilidad, no puede recorrerse un espacio si no se recorren todas sus partes y
un espacio por pequeño que sea tiene "infinitas" partes y lo infinito
no puede de ninguna manera ser recorrido en un tiempo determinado y…
Zenón no tenía como intención al crear las aporías
negar lo visible, sino hacer evidente que no podía explicar el movimiento en
forma racional (otras aporías: Aquiles y la tortuga y La flecha). Estas
paradojas implican un esfuerzo al entendimiento, recordatorio de que es más que
importante la pregunta por lo obvio. Hoy Zenón avanzo a la mecánica cuántica…
Cuando
comenzamos a estudiar física nos llama la atención el modelo de átomo que
intentan hacernos entender, pero nos sorprende aún más que siglos antes de
Cristo pensadores sin otra cosa que la imaginación y sin que esto signifique
minimizar a la misma, sino por el contrario resaltar que aún con lo escaso de
los recursos se puedan haber dado los primeros pasos hacia lo que hoy se llama
física atómica.
El atomismo de Leucipo y
Demócrito se basaba en la idea de que todo en el universo es el resultado de la
colisión y el movimiento de los átomos en el vacío La indivisibilidad hoy ya no existe, pero aún seguimos pensando en
los átomos clásicos como materia, vacío y movimiento. Este
sistema era estrictamente determinista. Se atribuye a Leucipo la famosa
frase: "Nada ocurre al azar, sino todo por una razón y por
necesidad". Aseguraba que lo que llamamos azar es solo el reflejo de
nuestra ignorancia sobre las causas que operan a nivel de los átomos.
Epicuro introdujo el clinamen
(introduce
el azar) no por una necesidad de la física, sino para fundamentar su ética.
Quería salvar la posibilidad del libre albedrío para que los humanos
pudieran ser responsables de su propia felicidad. Esta motivación, aunque
filosófica, resuena con algunas discusiones modernas sobre la relación entre el
azar cuántico , la conciencia y la libertad. Algunos pensadores están de
acuerdo que el azar cuántico podría ser el "desvío" que permite la
emergencia de la voluntad libre.
El pensar en
la existencia de "un elemento fundamental de las cosas¨ asumía que el
mismo debía necesariamente sufrir transformaciones acordes con las diferentes
formas de expresarse que tiene la naturaleza, una necesidad implícita de
evolucionar, este concepto se acompaña de lo que explícitamente se aceptaría
casi dogmáticamente siglos después "nada se crea todo se transforma".
Venimos de un universo en expansión y lo que los físicos llaman el "vacío creativo". No nos
es difícil sentir admiración por estos pensadores que no son los únicos que nos brindara aquella
época, pero si los que de alguna manera recibieron una mayor y merecida promoción, sin dejar de
reconocer su actualidad aún después de tantos siglos, nos hacen ver a la historia: como el vínculo necesario para el pensamiento creativo y la raíz ancestral de preguntas siempre actuales