La abducción
tiene calle: Tony, el ingeniero y el mito de la lógica pura
N.N. Talev
nos regalo un experimento mental sencillo pero que nos revela la forma en que
pensamos cotidianamente todo y todos la mayoría sin saber de qué manera lo
hacemos: Imaginá que lanzás una moneda ¨imparcial¨ al aire. Sale cara. La
volvés a lanzar. Otra vez, cara. Y así… 99 veces.
¿Qué probabilidad hay de que la número cien sea cruz?
John, ingeniero brillante y amante de las
fórmulas, responde sin dudar:
—“50%. Cada lanzamiento es independiente.”
Tony el Gordo, intuitivo, viajado, con olfato callejero,
levanta una ceja:
—“Después de 99 caras, ¨no me trago que sea imparcial¨. Para mí, cruz tiene
menos del 1%.”
¿Quién tiene razón?
La sorpresa es que Tony tiene más razón que
John. Y no por ser más culto o técnico, sino por algo mucho más elemental: piensa
con calle, pero también con una lógica más profunda y distinta-
Tony, aunque no lo diga con estas palabras,
está usando un trío inseparable que define el pensamiento útil en la vida
real:
- Primero,
abduce: lanza una sospecha cuando los datos no
cierran.
“Esto no puede ser una moneda imparcial.” - Segundo,
piensa como un bayesiano: actualiza su creencia ante la evidencia
abrumadora de las 99 caras.
- Y
tercero, hace epistemología práctica: se
pregunta si lo que damos por cierto (que la moneda es justa) tiene algún
sentido real.
John, en cambio, se aferra al manual. Aplica
una fórmula sin revisar el modelo. Su razonamiento es deductivo, impecable…
pero sobre una premisa equivocada.
El conflicto no es entre lógica e intuición.
Es entre dos maneras de entender qué significa pensar bien. Y en ese
sentido, Tony no es solo callejero. Es, sin saberlo, más epistemólogo que el
propio ingeniero.
Dos formas lógicas
de pensar: con fórmulas o con calle
Lo que distingue a Tony y John no es el
coeficiente intelectual, sino el tipo de lógica que usan. John aplica la lógica
formal: limpia, precisa, aprendida en libros. Tony opera con lógica
informal: ambigua, práctica, adquirida en la calle, en la vida, en la
sospecha constante de que el modelo puede estar mal.
Ambas lógicas son valiosas, pero no sirven
para lo mismo. Y en un mundo lleno de trampas, ruido y sorpresas, la lógica con
calle suele ser más útil que la del pizarrón.
Aunque no
lo sepamos tenemos tres inferencias básicas :
- Abducción: la intuición
inicial. “Esto no me cierra.” Es lo que hace Tony cuando huele que la
moneda no es justa.
- Inducción:
buscar patrones, verificar si esa hipótesis tiene sentido en otros casos.
- Deducción:
proyectar consecuencias. Acá John es experto, pero parte de una premisa
falsa.
El problema es que muchos, como John, empiezan
por el final. Deducen sin haber sospechado. Calculan sin haber dudado.
Holmes y
House: dos ejemplos de abducción que creían que deducían:
Sherlock Holmes y Gregory House, Se jactaban
de deducir, cuando en realidad abducían con maestría. Veían detalles que
nadie veía, sospechaban lo impensado, y solo después ajustaban sus
diagnósticos.
Lo que hacían era lógica informal de altísima
calidad, Evaluaban probabilidades previas sin mencionarlas. Pensaban como
cerebros bayesianos antes de que eso tuviera nombre.
Creían que pensaban desde el final, pero siempre empezaban desde una abducción cargada
de experiencia.
Esto no es
de experimento ni de laboratorio vivimos actualizando creencias, sepamos o no, nos
guste o no:
Pensar es revisar lo que creemos frente a
nueva evidencia. Eso es el pensamiento bayesiano. Y eso es lo que hacemos —o
deberíamos hacer— al: Cruzar una calle: ¿ese auto frena o acelera? Pedir en un restaurante:
¿esto me va a caer bien? Diagnosticar una enfermedad, defender un juicio,
diseñar un puente, elegir una escuela…
Conclusión
la lógica con calle, la lógica informal es una forma de supervivencia
Tony el Gordo no hizo un doctorado. Pero
intuye bien. Sospecha, valora el detalle raro, escucha su escepticismo. John
sabe calcular, pero si no revisa el modelo, puede errar con precisión
milimétrica.
La lección del experimento mental de N.N.
Talev ,creo ,es que la mayoría sabe tácitamente la importancia de la lógica
informal ,que la vida no es una moneda justa. Y para vivir hay que aprender
a pensar como pensamos la vida real.
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