Tengo claro que cotidianamente
hacemos frases sin saber su significado profundo ,lo cual no genera
inconvenientes mayores porque logran en lo cotidiano su propósito. Cuando
decimos “Beatriz es bondad y dedicación”, la mayoría de nosotros entiende —al
menos de forma intuitiva— lo que queremos decir. Se transmite una imagen, una
sensación, una apreciación de carácter. La frase cumple su función
comunicativa: expresar afecto, respeto o admiración. Sintácticamente, la frase
está correcta. Es una construcción simple atribuimos cualidades abstractas a
una persona con una carga interpretativa que nos obliga a pensar: ¿Qué es
exactamente “bondad”? ¿Es igual para todos? …
La sintaxis y la pragmática
se aceptan o no ,la semántica genera el
conflicto cognitivo cuando se quiere
avanzar hacia una comprensión más íntima o filosófica del lenguaje, porque ahí
se revela la imprecisión, la ambigüedad, y muchas veces el uso heredado y no
reflexionado de ciertas frases hechas o palabras. Lo cual en disciplinas como
la filosofía, medicina ,el derecho, la psicología, la literatura, la ciencia en
sentido amplio , el peso y precisión de las palabras se vuelve crucial.
Pensadores como Wittgenstein se centraron en cómo el uso del lenguaje configura
el pensamiento, y en cómo muchas confusiones nacen de no entender el “juego de
lenguaje” que estamos jugando. Él decía: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
Un desafío que uno debería
hacerse es no conformarse solo con el
uso , sino ¨abrir las palabras¨ y
observar qué hay dentro. Un pensador ,un cerrajero, que nos invita al análisis
de “trivialidades” es Jorge Wagensberg, en su libro ¨En búsqueda
de las raíces triviales de lo fundamental¨ sentencia que lo trivial no es
necesariamente lo banal , sino que es aquello que está al alcance de todos y,
que usamos sin pensar, que es ¨una profundidad que ha vuelto a la superficie y se
ha convertido en costumbre”. Y ahí está la clave: hemos naturalizado
profundidades muchas veces sin explorarlas. Tomemos como ejemplo la palabra “tiempo”, físicos y filósofos contemporáneos aún hoy no se ponen de acuerdo en si el
tiempo existe como lo entendemos los comunes. Pero todos lo usamos sin
cuestionarnos ,preguntar a San Agustín.
Yo como buzo literario
acepto siempre la tentadora la propuesta
de Wagensberg, de tomar una palabra común, cotidiana, y bajar a sus raíces
ontológicas, etimológicas, históricas, existenciales. Y luego volver, con algo
que se pueda compartir con amigos y o con aquellos que lo acepten sin haber
hecho ese recorrido. Aun si no fuera así, todos nos hemos beneficiado del viaje
de algún ignoto pensador sin haber hecho la búsqueda en profundidad.
Me pareció interesante ejemplificar
con el viaje a las raíces de la libertad de un dialogo de la interesante
miniserie ; ¨Dia Cero¨ con Robert de
Niro, que me sugirió Miguel: R. de Niro
al levantarse de una entrevista le dice
a la interlocutora: Creo que la cita de Franklin la entendió mal ,la libertad
individual no se debe sacrificar sino la de acción. Ella le pregunta sobre la
diferencia y él le dijo, la de acción es la que permite a gente como usted
hacer lo que quiera . La libertad individual es la que nos protege de gente
como usted .Y se va
En relación a la libertad es solo un comienzo:¿Es la libertad
simplemente la ausencia de restricciones? ¿O implica también la capacidad de
elegir con conciencia? Jean-Paul Sartre decía que estamos “condenados a ser
libres”, porque no podemos no elegir, y cada elección nos define. Para otros,
como Isaiah Berlín, hay dos tipos de libertad: la “libertad negativa” (que
nadie te impida actuar) y la “libertad positiva” (ser dueño de uno mismo, poder
desarrollar el propio ser).
Da para elegir palabras como: ,amor ,identidad ,felicidad, humor… y
continuar buceando.
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