En los inicios de mi práctica como cardiólogo, era todavía frecuente el uso de nitrito de amilo. Este se presentaba en una pequeña ampolla envuelta en tela, que debía romperse para que el paciente inhalara su contenido, caracterizado por un olor desagradable. Entre sus aplicaciones clínicas destacaban el tratamiento de la angina de pecho y la valoración de ciertas características de los soplos cardíacos.
La utilización de esta forma farmacológica disminuyó con la introducción
de vasodilatadores sublinguales e inyectables. El nitrito de amilo fue
sintetizado por primera vez en 1844. Posteriormente, durante la década de 1960,
una variedad —bajo la denominación de poppers— se popularizó como
inhalante estimulante de la libido en la comunidad homosexual.
Durante los primeros años de la epidemia de SIDA, un estudio que
analizaba factores potencialmente asociados captó mi atención por su subtítulo:
"Autopsia de una hipótesis de causalidad a nivel clínico a través de la
regresión logística". Entre los factores investigados se encontraba el
consumo de poppers ¨nitrito de alquilo¨, muy difundido en Estados
Unidos. Marmor y colaboradores llevaron a cabo un estudio de casos y controles,
publicado en 1982 en The Lancet, donde se reportó una odds ratio (OR) de
8,6 para los consumidores en comparación con los no consumidores.
Aunque los estudios de casos y controles no representan el nivel más
alto de evidencia, constituyen una herramienta valiosa para generar hipótesis.
Un ejemplo paradigmático fue el estudio de Doll y Hill en la década de 1950,
que estableció la asociación entre tabaquismo y cáncer de pulmón, hallando que
14 de cada 15 pacientes con dicha neoplasia eran fumadores habituales.
La interpretación del OR es fundamental: un valor de 1 indica ausencia
de asociación; valores menores a 1 sugieren un efecto protector, y valores
mayores a 1 indican asociación positiva. Este concepto es extensible a
distintos diseños epidemiológicos.
En aquel momento también se postuló que la promiscuidad sexual podría
actuar como un factor de confusión. Se encontró un OR de 4,0 para quienes
reportaban más de 10 parejas sexuales por mes en el año previo a la aparición
del SIDA. Posteriormente, estudios controlados mediante regresión logística
demostraron que, incluso ajustando por este factor, el OR para los usuarios de poppers
aumentaba a 12,3, lo que llevó a considerar un potencial efecto bioquímico como
causa del síndrome. Sin embargo, esta interpretación fue posteriormente
refutada, ilustrando las limitaciones inherentes a la ¨epidemiología
observacional¨, razón por la cual el estudio fue titulado como una
"autopsia de una hipótesis".
El aislamiento del virus VIH en 1983 desplazó definitivamente esta
hipótesis. Los investigadores Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi
recibieron el Premio Nobel de Medicina en 2008 por este hallazgo, premio
compartido con Harald zur Hausen, descubridor de la relación entre el virus del
papiloma humano y el cáncer cervicouterino.
El origen del VIH se remonta, probablemente, a principios del siglo XX
en África, a partir de un evento de zoonosis donde un cazador pudo haberse
infectado por contacto con sangre de chimpancé. A pesar de los avances, algunas
interrogantes sobre la transmisión inicial del virus persisten.
La historia del "poppers" y su relación con la
epidemia del SIDA nos enseña sobre la
complejidad de la investigación médica, la importancia de la rigurosidad
metodológica y la ¨naturaleza autocorrectiva de la ciencia¨. Es un recordatorio
de que las primeras observaciones pueden ser valiosas, pero siempre deben ser
sometidas a un escrutinio cuidadoso y a la luz de nuevas evidencias.
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