martes, septiembre 30, 2025

Guardar la forma importa, pero con transición de fase

 

Guardar la forma importa, pero con transición de fase

Stardust, El misterio de la estrella STARDUST

¨Al posar el pulgar en la muñeca, sentimos la tibieza del tacto; pero a escala microscópica, lo que palpamos es la trama flexible de átomos de carbono, oxígeno, nitrógeno e hidrógeno. Esos átomos fueron forjados en el corazón de estrellas moribundas que, con cataclismos y explosiones, fecundaron el cosmos con nueva materia. Nuestros cuerpos están hechos con cenizas de astros difuntos. Somos, literalmente, polvo de estrellas¨.

                                                                                                                                                  H. Reeves

En nuestras reuniones en el laboratorio de café de Marta una de las cosas que debemos cuidar es la forma, pero sin profundizar de que realmente se trata , me intereso ir más allá y ver una de las  sorpresas que nos tiene reservado el término. Apele al universo como laboratorio cósmico porque su historia puede leerse como una sucesión de umbrales, cada uno marcado por la unión de dos procesos inseparables: emergencia y transición de fase:

Emergencia es aparición de una forma nueva, dotada de propiedades inéditas, que no estaban presentes en los componentes aislados.

Transición de fase es transformación de esa forma cuando la energía la impulsa hacia otro estado.

Así, hace 13.800 millones de años, la gran iniciación cuántica abrió el espacio y el tiempo: una primera transición de fase que liberó las fuerzas fundamentales. La gravedad, el electromagnetismo y las interacciones nucleares, distintas entre sí, dieron lugar a la emergencia de las primeras estructuras estables: átomos, nubes de hidrógeno, semillas de lo que luego serían estrellas.

Con la formación y agonía de las primeras estrellas apareció otro umbral: la emergencia de los elementos químicos. El hidrógeno y el helio, al fusionarse en el corazón estelar, transitaron fases de presión y temperatura que generaron oxígeno, carbono, hierro: la materia que haría posible la vida.

De allí nacería el sistema solar, un nuevo orden de organización: planetas, lunas y mares. En la Tierra, la química se reorganizó hasta que, en un punto aún misterioso, emergió la vida. Otra transición de fase: moléculas simples, bajo ciertas condiciones energéticas, dieron lugar a sistemas capaces de replicarse.

El relato se acelera: tras la extinción de los dinosaurios, los mamíferos y luego los homínidos ocuparon el escenario. Y hace apenas 200.000 años, emergió el Homo sapiens. Aquí la forma y transición de fase ya no fue solo biológica, sino cultural: la energía del lenguaje, de los símbolos y de la cooperación transformó cerebros individuales en sociedades.

Con el fin de la última glaciación, llegaron la agricultura, las ciudades y la escritura: nuevas formas que reorganizaron el mundo humano. Hace apenas unos siglos, la revolución industrial —con la fuerza contenida en los combustibles fósiles— impulsó la transición hacia un planeta interconectado, capaz incluso de extender su mirada al espacio.

Hoy nos encontramos en el umbral más incierto: ¿será posible una transición de fase hacia un orden mundial sostenible? Lo que está en juego es si la humanidad logrará reorganizar sus energíasmateriales, sociales y espirituales— en una nueva forma que asegure la continuidad de la vida.

La lección de la gran historia parece clara: cada umbral no fue mera acumulación, sino creación de formas nuevas y transición de fase . El agua emerge respetando que los hidrógenos y oxígeno tengan una forma angular de 104,5°  y la transición de fase puede originar vapor o hielo. El universo no cesa de inventar configuraciones inesperadas. La pregunta es si, en este laboratorio de complejidad, la especie humana sabrá emerger mejorar en la próxima transición de fase.

Pero hay algo en esto de formas y fases que son decisivas  e ¨invisible¨ :

 

La Materia oscura cuya gravedad organiza galaxias. En términos de emergencia: es una estructura oculta que sostiene la forma visible. Podría pensarse como el esqueleto secreto del cosmos.

La Energía oscura Representa una transición de fase a escala cósmica: el universo pasó de una expansión ralentizada por la gravedad a una aceleración creciente, es la energía del “vacío” que, paradójicamente, no deja al cosmos vaciarse, sino expandirse sin fin.

Materia oscura = emergencia de la forma oculta que da cohesión.

Energía oscura = transición de fase hacia un cosmos en expansión acelerada.

 

Ambos fenómenos nos recuerdan que la mayor parte de la realidad no es evidente a los sentidos: lo que vemos es apenas una fracción de lo que sostiene y mueve el todo.

Hoy nos encontramos en el umbral más incierto: ¿será posible una transición de fase hacia un orden mundial sostenible? Lo que está en juego es si la humanidad logrará reorganizar sus energías —materiales, sociales y espirituales— en una nueva forma que asegure la continuidad de la vida.

La lección de la gran historia parece clara: cada umbral no fue mera acumulación, sino creación de formas nuevas. Como el agua que surge de hidrógeno y oxígeno, el universo no cesa de inventar configuraciones inesperadas. La pregunta es si, en este laboratorio de complejidad, la especie humana sabrá emerger a tiempo a su próxima fase.

En toda historia hay un  villano:  En la historia cósmica, ese rol lo cumple la entropía. Será la responsable de apagar el sol en unos 4000 millones de años y, después, de ir apagando progresivamente todo. Fin de la función cósmica a la cual asistimos como espectadores y protagonistas colados.

Pero este macrocosmos se acompaña de un microcosmos  fundamental. Lynn Margulis y Dorion Sagan lo explicaron con claridad: el mundo microbiano es más antiguo, más persistente y decisivo que el de las plantas, animales o incluso los humanos. Somos fenómenos recientes y pasajeros en comparación con la vida microbiana, de la que formamos parte y sin la cual no existiríamos.

Epilogo:

Somos polvo de estrellas ¿Miramos las estrellas porque somos humanos o somos humanos porque miramos las estrellas? El principio antrópico, del griego ánthropos (hombre), sostiene que el universo es necesariamente como es porque hay seres humanos que se preguntan por qué es así.

Stephen Hawking lo resumió con crudeza: “vemos el universo en la forma que es porque nosotros existimos; si no fuese así, nosotros no estaríamos aquí para observarlo”. Según su versión más dura, la vida es una aparición inevitable: consecuencia de los 15.000 millones de años que lleva el universo. Los quarks dieron protones, los protones átomos, los átomos moléculas, y de esa larga cadena surgió la vida. En esta mirada, todo parece haber ocurrido para que existiera alguien —nosotros— capaz de contemplarlo y darle sentido. Ciencia, filosofía y mística convergen en esta frontera.

lunes, septiembre 29, 2025

! “Oíd, mortales, el grito sagrado: ¡Libertad, libertad, libertad!

 

! “Oíd, mortales, el grito sagrado:
¡Libertad, libertad, libertad!

Sábado 17-04-21 tarde de  laboratorio en el café de Marta al salir  Miguel nos regaló;  ¨Libertad¨ es un buen tema para dialogar. Recibo un Chats el 29 09 25 de Daniel que dice: Una pregunta a la que encontré múltiples respuestas, por lo tanto, no tengo alguna: ¿Qué es la libertad?

Tres pensadores —Spinoza, Mujica y Harari— junto con los hallazgos recientes de la neurociencia, ofrecen visiones que se rozan y , sin embargo, confluyen en un mismo desenlace: la libertad absoluta es más un mito que una realidad.

Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales". "No hay en la mente un absoluto libre albedrío, pero la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito." "Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza."

                                                                                                                                   B. Spinoza(1632-1677) 

 

"¿Hasta dónde es violable la intimidad humana y hasta dónde existe la libertad? Porque hasta hace poco, creíamos con pasión una definición de la libertad, y ahora la ciencia nos dice que, si por libertad se entiende seguir los deseos y las inclinaciones, la libertad existe. Si por libertad se entiende que nosotros, somos capaces de gestar esas inclinaciones y deseos, la libertad no existe”.

Es parte del discurso de despedida de Pepe Mujica 2021, que  expresa en su prosa tan peculiar algo similar a lo que dijera B. Spinoza.

 

Y.Harari con el mismo espíritu crítico dice: la libertad absoluta si bien  es un mito,  sigue siendo un horizonte imprescindible; más que un hecho natural, es un acuerdo social que debemos defender frente a nuevos riesgos (corporaciones, algoritmos, biotecnología). Para Harari la libertad es el valor más importante,

Libet: la neurociencia de la ilusión: A mediados del siglo XX, Benjamín Libet puso esta intuición a prueba experimental. Descubrió que el cerebro inicia la actividad motora fracciones de segundo antes de que seamos conscientes de nuestra decisión de movernos. En otras palabras, el “yo consciente” llega tarde: cree decidir, pero solo constata un proceso ya iniciado. Esto llevó a muchos a hablar del libre albedrío como una ilusión. Libet nos dio un consuelo : tal vez no elegimos originar los impulsos, pero sí tenemos un “poder de veto”, un margen mínimo para frenar o permitir lo que el cerebro prepara. Incluso en la neurociencia, la libertad queda reducida a un espacio diminuto, pero no del todo inexistente.

Los avances de la neurociencia refuerzan aún más esta visión. El hallazgo de las llamadas células canónicas mostró que, al percibir un objeto, el cerebro no se limita a registrarlo, sino que activa de inmediato la disposición motora para interactuar con él. Ver una taza es ya preparar el gesto de tomarla. Esto significa que nuestras decisiones no emergen de un “yo” abstracto, sino de una unidad enraizada en su entorno, predispuesto por millones de años de evolución. Si Libet reveló que la conciencia llega tarde al acto, las células canónicas muestran que ese acto está, además, guiado por las posibilidades de acción que el mundo ofrece (affordances). La libertad, entonces, no solo es limitada por procesos inconscientes, sino también por la forma en que el ambiente nos invita, orienta y condiciona a actuar.

Harari: el mito necesario

Yuval Harari proyecta el problema hacia el presente,  libertad absoluta es  un mito indispensable: sin él no habría democracia ni derechos humanos. La democracia parte de la ficción de que cada ciudadano decide con autonomía, cuando en realidad las emociones y no la razón gobiernan nuestras elecciones. Esa vulnerabilidad se multiplica en un mundo donde algoritmos y macrodatos descifran y manipulan nuestras decisiones mejor que nosotros mismos.

Los autos inteligentes:

El dilema se vuelve más concreto cuando pensamos en los autos inteligentes. Frente a un accidente inevitable, ¿qué debe decidir la máquina? ¿Atropellar a un grupo de niños o estrellarse contra un camión para salvarlos, sacrificando al conductor?

Un auto “kantiano” seguiría la norma de no usar a nadie como medio, mientras que un auto “utilitarista” calcularía la menor cantidad de muertes. En cualquier caso, la decisión no la tomaría el pasajero, sino un algoritmo diseñado por otros.


Lo paradójico es que, mientras creemos ganar libertad al delegar la conducción, la cedemos en lo esencial: ya no elegimos qué riesgo asumir, sino que lo hace un programa escrito en otro lugar. ¿Será esa la forma futura de nuestra libertad: confiar en que las máquinas decidan por nosotros bajo criterios que ni siquiera compartimos plenamente?

 

Auto Tesla choca sin conductor y provoca 2 muertes | Tesla, accidente,  atención En este auto Tesla con comando automático, los dos ocupantes murieron, no siguieron las indicaciones, ninguno estaba en el asiento del conductor.

Epilogo

Spinoza desnudó la ilusión, Mujica la tradujo en experiencia vital, Libet la demostró en el laboratorio, las células canónicas mostraron la raíz corporal y situada de nuestras acciones, Harari la colocó en el escenario global de algoritmos y biotecnología, y los autos inteligentes nos muestran que ya estamos entregando parte de nuestra decisión cotidiana a máquinas que actúan en nuestro nombre. La pregunta, entonces, no desaparece: si la libertad absoluta es ilusión, ¿podremos sostener la libertad práctica en un mundo donde los algoritmos no solo conocen nuestros deseos antes de que los sintamos, sino que empiezan a decidir por nosotros en nombre de nuestra seguridad? Cacho tuvo la oportunidad de en Londres de andar en un auto, pero con chofer como custodio, hasta cuándo será así …

domingo, septiembre 28, 2025

Empatía, costo y desarrollo: la paradoja humana

 

Empatía, costo y desarrollo: la paradoja humana

Descripción: Resultado de imagen para empatia antonimo

¨ La dialéctica subyacente a la historia humana es un bucle continuo de retroalimentación  entre la expansión de la empatía y el aumento de la entropía¨…     ¨La trágica ironía de la historia es que nuestra empatía y nuestra sensibilidad aumentan a costa de provocar un mayor daño entrópico al mundo que habitamos y del que dependemos para existir y perpetuarnos¨.

Esto forma parte de algunos fragmentos del libro de J. Rifkin: La civilización Empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis. El autor adhiere que somos una especie empática, y que  tener conciencia  de esa cualidad es  trascendental, porque nuestra historia es una estrecha y directa relación empatía- entropía .

 

Esta idea, central de Rifkin, señala que nuestra capacidad para sentir y conectar con los demás —para comprender y compartir emociones ajenas— no solo define nuestra especie, sino que también tiene un precio en términos de consumo energético y complejidad social. A medida que construimos sociedades más conectadas y conscientes, incrementamos simultáneamente la carga sobre el mundo que habitamos. La paradoja es clara: nuestra sensibilidad y compasión pueden generar bienestar social, pero al mismo tiempo agravar los riesgos ecológicos y sociales que amenazan nuestra supervivencia. A más complejidad más consumo energético.

La empatía  tiene raíces profundas en nuestra biología. Los descubrimientos de Giacomo Rizzolatti y su equipo sobre las neuronas espejo mostraron que el cerebro humano está programado para imitar, resonar y reflejar las acciones y emociones de otros. Esta capacidad nos permite aprender de manera rápida o lenta, automática o deliberada, células espejos de por medio ,lo que distingue a la empatía de la simpatía, esta última más espontánea o simulada.

Martin Hoffman profundiza en este desarrollo, identificando cinco etapas en la formación de la empatía en el niño:

1.      Preverbales y automáticas:
a) Imitación motriz y retroalimentación sensorial.
b) Condicionamiento clásico.
c) Asociación con experiencias dolorosas propias.

2.      Mediadas y cognitivas:
a) Asociación con experiencias personales anteriores.
b) Adopción de roles y proyección de sentimientos ajenos.

Estas etapas proponen que la empatía combina instinto y aprendizaje, y cómo la interacción con el entorno a lo largo de milenios ha consolidado nuestra capacidad de conectar con otros.

La empatía como experiencia ética: compasión y negociación de pasiones

…¨El niño recién nacido no solo se alimenta de leche sino también de la mirada y de los gestos de la madre, el primer otro al que se encuentra confrontado. A través de sus sentidos, que poco a poco de despiertan, penetra el corazón materno y se instala en el con lágrimas y equipaje. A cambio, abre su corazón a los demás, ofreciéndoles su sabiduría innata y el producto de sus descubrimientos. La compasión preside sus primeras citas con la vida antes de convertirse en el hilo conductor de su existencia¨...

Para J.D. Vincent la ¨compasión¨ es lo propio del ser humano, ya que empatía se da además en otros vertebrados, pero solo el ser humano es capaz de negociar pasiones.  Pone su mira en las pasiones buenas,  a las de otra categoría las denomina contra pasiones. Intercambiar pasiones es un hecho activo sentimos y actuamos, ese combo de sentir y actuar nos diferencia de otras especies. Este enfoque resalta que la empatía humana es acción ética tanto como sentimiento, una herramienta que nos permite coordinar sociedades complejas y transformar nuestro entorno emocional y social.

 

Descripción: Resultado de imagen para empatia

Adenda:

Células espejo → Se activan al ejecutar una acción y también al observarla en otro. Su nombre es metafórico: “espejo” porque reflejan en el cerebro propio la acción ajena.  Células canónicas → Se activan al ver un objeto, anticipando la forma canónica (del griego kanṓn = regla, modelo) del movimiento necesario para manipularlo. No reflejan a otro, sino la posibilidad de acción que ofrece.

 

Epilogo

Rifkin advierte que el aumento de la empatía no ocurre en un vacío. La expansión de la sensibilidad humana está estrechamente ligada a la creación de sistemas sociales más complejos, que requieren mayor energía y recursos, elevando la entropía del mundo que habitamos.

La paradoja histórica es dolorosamente irónica: a medida que nos volvemos más empáticos y conscientes, nuestra actividad puede incrementar el daño ambiental y social, amenazando la propia supervivencia que la empatía pretende proteger. Aquí se entrelazan biología, psicología y ética: la empatía nos permite coordinar, aprender y actuar moralmente, pero también impulsa procesos que requieren energía y recursos, mostrando que el progreso emocional y social tiene un costo material ineludible.

Y la gran lección es que ser empático no es solo un deber moral, sino un acto que involucra responsabilidad consciente. Nuestra capacidad de conectar con otros nos define, pero también nos impone límites y obliga a tomar decisiones éticas frente al mundo que consumimos y alteramos. La historia humana, entonces, puede entenderse como la búsqueda de un equilibrio entre sensibilidad y sostenibilidad, entre la expansión de la conciencia y la prudencia ante el costo entrópico de nuestras acciones.

 

sábado, septiembre 27, 2025

LOS ESPEJOS Y MÁS


 

LOS ESPEJOS Y MÁS

los espejos tienen algo monstruoso Bioy Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”…

                                                                                                                            J.L.Borges

El interés por los espejos es uno de esos universales , algunos espejos tienen antecedentes  conocidos como el de Narciso, Blancanieves o el de Alicia, pero no son los únicos espejos con historias.

                                                                                                  Alicia

Mirar y mirarnos en los espejos no es un acto tan sencillo como creemos, los espejos nos reflejan o reflejan  objetos, que como decía Alicia, parecen ¨ ir del otro lado¨.

A qué se debe esto de ¨ir del otro lado¨ como dice en sus aventuras Alicia; ¿por qué parecen invertir las cosas de derecha a izquierda  y no de arriba abajo?,  ¿invierten realmente en sentido horizontal? Los espejos no hacen una inversión horizontal como solemos creer; lo que realmente hacen es invertir punto a punto en el eje perpendicular a su superficie. Es una operación geométrica perfecta y desconocida.

Recuerdo, que, en Asunción, recorriendo con Ariel el Shopping del Sol, en una pantalla de televisión nos vimos  en directo. Allí estaba mi mitad derecha en la derecha de la pantalla, como en el espejo. Pero pronto con el movimiento apareció la incomodidad. Cuando movía los brazos o las manos, algo no ¨encajaba* con lo habitual. La imagen parecía obedecer a otra lógica, como si respondiera a un “otro yo” que imitaba mis movimientos con un leve desfase interno. No era exactamente similar a un espejo ni tampoco exactamente mi yo. Comprendí entonces lo habituado que estaba a ese “error óptico” del espejo, al punto de que cuando la televisión me mostraba en ¨directo¨ sentía que algo falla, que la realidad misma se ha vuelto rara. Así y allí  comprendí lo difícil que sería vivir con esa visión y , cómo nuestras rutinas dependen de esa “inversión” que hemos incorporado sin saberlo.

Como no me cerraba recordé a J- Cocteau:     ¨Los espejos, antes de darnos la imagen que reproducen, deberían reflexionar un poco¨.

Un intento de explicación

El espejo “cruza” las posiciones cuando nos  miramos en un espejo, la mano derecha aparece a la izquierda de la imagen reflejada. Esto ocurre porque el espejo invierte el espacio en el eje perpendicular a su superficie. El espejo no nos muestra cómo somos en la realidad, sino una versión invertida que, con el tiempo, hemos adoptado como nuestra imagen verdadera.

Esto crea un modelo mental, una ilusión de coherencia que el cerebro utiliza para reconocer la propia imagen. La televisión, al mostrarme la imagen no invertida, rompió esta ilusión. Fue como si mi cerebro, de repente, se encontrara con un "yo" que, aunque era objetivamente más real, no se sentía como el "yo" que estaba acostumbrado a ver.

Este fenómeno demuestra que nuestras rutinas y la familiaridad con ciertos estímulos visuales (como el reflejo en el espejo) construyen una realidad subjetiva. El "yo" del espejo es una ilusión, pero una tan potente que su ausencia se siente como un fallo, una falla en la matriz de nuestra propia identidad visual. Es una prueba de que lo que experimentamos como "real" está profundamente moldeado por el hábito y la familiaridad.

Experimento casero

Cuando regrese a casa apele a la paciencia de Blanca para hacer el experimento casero, le pedí que nos pusiéramos frente a frente como si fuera yo y,  moviendo mi mano derecha y  ella ¨mi otro¨ yo moviera la mano derecha,  el resultado me daba la misma impresión que lo que había visto en Asunción en la televisión en directo, mi mano derecha estaba a la derecha de la de Blanca.  Lo que ocurre es que, en un espejo,  te ves “de frente” pero invertido. Frente a Blanca o en la televisión en directo, que filma sin invertir, lo que veo es lo real.

¿Por qué me  resulto raro?

Porque estamos acostumbrados a la inversión del espejo desde la infancia. El espejo nos entrenó a pensar que nuestro “doble” mueve la mano contraria. Entonces, cuando la televisión nos muestra sin esa inversión, sentimos algo “torcido”, aunque sea lo correcto desde la física. El espejo nos devuelve una versión “cómoda” pero engañosa de nosotros mismos. La televisión en directo nos devuelve una versión “fiel” pero incómoda, porque contradice nuestra costumbre perceptiva. La realidad parecía “fallar”, cuando en verdad lo que fallaba era mi expectativa entrenada por el espejo.

Ahora con el celular: En modo selfie, es imagen espejada se ve como estamos acostumbrados en el espejo. En modo cámara en directo, te devuelve la imagen “correcta” no espejada, como te ve otra persona. Al alternar entre estos modos, se nota claramente la diferencia entre inversión y no inversión.

Descripción: http://mla-s1-p.mlstatic.com/antiguo-ojo-de-gato-original-para-bicicleta-aurorita-13627-MLA3348189223_112012-F.jpg Los espejos no son solo imágenes son mucho más , una simple ( simplificada ) es el ojo de gato, que en la noche funciona gracias a espejos en disposición de diedro: pirámides minúsculas que ¨devuelven la luz siempre hacia el emisor, sin importar el ángulo de incidencia¨. Los espejos, entonces, no solo multiplican también orientan, abre un camino en la oscuridad.

Una misión de los espejos , la más importante  casi no tenida en cuenta es como determinante de la identidad Desde los primeros meses de vida el cerebro se enfrenta a un dilema: construir un mapa coherente del mundo a partir de estímulos que no son tan claros ni evidentes. El espejo, al devolvernos una versión invertida, nos obliga a entrenar ¨ilusión de coherencia¨. El bebé, cuando comienza a reconocerse en el espejo, no está viendo “su cara real” sino una versión invertida, pero aprende a darle sentido a esa ilusión. Esa capacidad de naturalizar lo incoherente es parte de la supervivencia cognitiva: el cerebro necesita estabilidad perceptiva para orientarse, aunque sea sobre una base ilusoria.

Somos multimodales. Como lo demuestran las personas ciegas, el cerebro humano es increíblemente adaptable y puede construir el autoconcepto a través del tacto, la propiocepción y, sobre todo, del "espejo social" . Pero para los animales que se auto-reconocen, el yo visual es determinante. La principal evidencia de su autoconciencia es precisamente la "prueba del espejo", que es intrínsecamente visual. A diferencia de los humanos, no tenemos forma de saber si podrían desarrollar el mismo nivel de auto reconocimiento sin una referencia visual.

 

Epílogo:

El yo como estrategia de supervivencia cognitiva El espejo, al devolvernos una versión invertida de nosotros mismos, no revela la realidad tal cual es, pero enseña a naturalizar la incoherencia. Esta “coherencia ilusoria” se convierte en la base de la identidad visual, un ancla que permite al yo orientarse y consolidarse, aun sobre representaciones invertidas o parciales. Paradojalmente, el yo se funda en esta ilusión, que revela nuestra subjetividad: nuestra percepción de ser y existir depende de interpretaciones construidas, no de certezas absolutas.

El yo humano es, sin embargo, multimodal. La identidad no surge únicamente de lo visual: también se construye a través del tacto, la propiocepción y, sobre todo, del espejo social que los demás nos ofrecen. Mientras que en algunos animales la visión determina el reconocimiento de sí mismos —como muestran los tests del espejo en primates o delfines—, en nosotros la conciencia de sí mismo se despliega con flexibilidad y adaptabilidad, integrando múltiples fuentes de información sensorial y social.

Así, el autoconocimiento no es un lujo, sino una estrategia de supervivencia cognitiva. Necesitamos estabilidad perceptiva y coherencia, aunque sea sobre ilusiones, para orientarnos, interactuar y existir en el mundo. Esta base ilusoria de coherencia se complementa con mecanismos como las células espejo, que nos permiten internalizar, imitar y anticipar acciones del otro, ampliando nuestra capacidad de aprender y de comprender la conducta social —pero eso es un capítulo aparte.

En suma, nuestro yo se sostiene sobre la paradoja de la coherencia ilusoria: un constructo flexible, multimodal y adaptativo, imprescindible para navegar el mundo y sobrevivir cognitivamente.

viernes, septiembre 26, 2025

Justicia equitativa: de la teoría a la realidad

 

 

Justicia equitativa: de la teoría a la realidad

Una captura de pantalla de un celular con letras

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

La justicia equitativa es uno de los grandes desafíos de las sociedades contemporáneas, un principio de justicia que busca tratar a las personas de manera justa y proporcional, teniendo en cuenta sus circunstancias particulares, más allá de la aplicación estricta de reglas generales o leyes uniformes. A diferencia de la justicia  formal o legal, que aplica las mismas normas a todos, la justicia equitativa considera la equidad, es decir, la capacidad de ajustar la aplicación de la norma para lograr un resultado más razonable, equilibrado y justo en cada situación concreta. No se trata de una utopía, sino de una meta hacia la cual los pueblos pueden avanzar con políticas sostenidas y con marcos institucionales sólidos. Dos autores resultan centrales para comprender esta idea: John Rawls y François Dubet. Aunque desde perspectivas diferentes, ambos se complementan en la formulación de un horizonte de justicia más justo y viable.

Para Rawls, la justicia debe organizarse a partir de principios básicos: igualdad de libertades fundamentales para todos, y las desigualdades sociales y económicas solo aceptables si benefician a los menos favorecidos. Su célebre teoría de la “justicia como equidad” propone que imaginemos una “posición original”, en la cual, tras un velo de ignorancia, diseñamos instituciones sin saber qué lugar ocuparemos en la sociedad. Este ejercicio obliga a garantizar derechos y oportunidades mínimas, así como mecanismos de corrección de desigualdades.

Dubet, por su parte, plantea que la justicia social se juega principalmente en dos planos: la igualdad de oportunidades y la igualdad de posiciones. La primera busca que todos los individuos puedan competir en condiciones justas; la segunda, que las distancias sociales no sean tan abismales como para fracturar el tejido comunitario. De este modo, Dubet complementa a Rawls al subrayar la necesidad no solo de abrir puertas, sino también de reducir las brechas estructurales. En esta visión, la redistribución de recursos no es una palabra prohibida, sino un instrumento necesario y coherente con la justicia equitativa, que permite equilibrar desigualdades estructurales y garantizar condiciones mínimas de vida digna para todos.

Lalonde  nos recuerda que la salud y el bienestar no dependen únicamente de hospitales o médicos. La expectativa y calidad de vida surgen de la interacción entre biología, ambiente, estilo de vida y sistema sanitario. Esto significa que garantizar la salud para todos requiere políticas integrales: educación, nutrición, vivienda digna, trabajo seguro, entornos seguros y hábitos saludables. No es solo un derecho; es un instrumento tangible de equidad.

Podemos imaginar estas políticas también desde la óptica del ¨óptimo de Pareto¨: mejorar la salud, la educación y las condiciones de vida de los más vulnerables puede aumentar el bienestar general sin perjudicar a nadie, generando un efecto positivo que se expande a toda la sociedad. Así, equidad y eficiencia  son conceptos complementarios.

Lejos de ser meras abstracciones, estas ideas han encontrado concreción en varios países. Los Estados de bienestar de Europa del Norte —Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia— iniciaron este camino desde mediados del siglo XX, consolidando sistemas robustos de salud, educación y protección social. En estos contextos, la justicia equitativa se ha materializado en una sociedad donde las diferencias económicas existen, pero no impiden el acceso a derechos fundamentales ni destruyen la cohesión social.

Otros países, como Alemania y Holanda, han adoptado modelos mixtos desde la posguerra, combinando economía de mercado con amplios sistemas de protección social. En América Latina, Uruguay y Costa Rica se destacan por haber construido, desde mediados del siglo XX, sistemas de salud y educación que buscan universalidad y equidad, aunque con las limitaciones propias de la región.

Así, puede afirmarse que la justicia equitativa no es una utopía etérea, sino una meta concreta a la que ya se han acercado diversas sociedades. El desafío, entonces, consiste en aprender de esas experiencias históricas, adaptarlas a cada contexto y seguir avanzando hacia un modelo en el que la libertad y la igualdad no se contradigan, sino que se potencien mutuamente.

Para los países acercarse a la justicia equitativa implica avanzar en algunos frentes clave:

1.      Educación universal y de calidad: invertir sostenidamente en escuelas públicas inclusivas, capaces de reducir las desigualdades de origen.

2.      Salud accesible y promotora de bienestar: construir sistemas universales que garanticen atención básica y preventiva, pero entendiendo que “salud para todos” no significa solo acceso a tratamientos médicos. Según la Carta de Ottawa (1986), el ideal es promover la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, diferenciando claramente la promoción de la salud del tratamiento de enfermedades. Así, los objetivos de prevención, educación y promoción de la salud son complementarios al tratamiento, pero no equivalentes.

3.      Protección social efectiva y redistribución de recursos: implementar políticas que reduzcan la vulnerabilidad de los sectores más frágiles frente a crisis económicas o sanitarias, entendiendo que la redistribución es un instrumento necesario para garantizar condiciones mínimas de vida digna.

4.      Instituciones transparentes y sólidas: fortalecer el Estado de derecho y combatir la corrupción para asegurar que los recursos públicos se traduzcan en bienes comunes.

5.      Participación ciudadana real: promover espacios de deliberación y decisión en los que la sociedad pueda incidir en la orientación de las políticas.

Estos pasos, lejos de constituir recetas cerradas, son orientaciones que permiten trazar un camino hacia sociedades más justas y cohesionadas. El horizonte de Rawls y Dubet deja en claro que la equidad no es una quimera, sino un proyecto colectivo posible, siempre que exista voluntad política y compromiso social.

Epílogo: caminar hacia la equidad

La justicia equitativa es un horizonte posible, que requiere voluntad política, compromiso social y políticas integrales que conecten derechos, oportunidades y bienestar. J.Rawls en la justicia como equidad nos recuerda que debemos diseñar instituciones como si no supiéramos nuestro lugar en la sociedad,  F.Dubet en repensar la justicia en la vida social , nos advierte que abrir puertas no basta, que es necesario reducir las brechas estructurales que fracturan el tejido social y, M.Lalonde nos muestra que la salud y la esperanza de vida dependen de la interacción de múltiples factores, desde la biología hasta el entorno y el estilo de vida.

Cuando estas perspectivas se combinan, emerge un principio claro: mejorar la vida de todos lo que  no solo es justo, sino que beneficia a toda la sociedad. Desde la óptica del verdadero óptimo de Pareto, políticas que elevan la equidad mejoran a todos y  generan un efecto multiplicador de bienestar, transformando la equidad en algo tangible, ético y sostenible.

La justicia equitativa es, en esencia, un acto colectivo. No ocurre por azar, sino por decisiones conscientes que priorizan la dignidad, la oportunidad y, la salud de todos. Es un proyecto que exige constancia, imaginación y reflexión, pero que, al mismo tiempo, nos recuerda que una sociedad más justa no solo protege a los más débiles: enriquece la vida de todos sus miembros.

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