El cerebro de la mosca como metáfora y como modelo
Monumento a la Drosophila
La mosca de la fruta Drosophila melanogaster (literalmente "amante del rocío de vientre
negro"), díptero también llamado mosca del vinagre, debería llamarse con más propiedad mosca
de indias. Reúne importantes ventajas a la hora de
realizar estudios genéticos por tener 4 pares de cromosomas muy grandes, vivir entre 15 y 21 días y que aproximadamente el 61%
de los genes de enfermedades humanas conocidas tienen una
contrapartida identificable en el genoma de las moscas de la fruta, y además el 50% de las secuencias proteínicas de la
mosca tiene análogos en los mamíferos.En el año 2000 se publicó la secuencia completa de su genoma.
En muchos trabajos de investigación la mosca
colaboro sin resistirse. En ¨Las moscas de la fruta de la mente moral¨
Joshua
Greene y su equipo de trabajo del departamento de psicología de la Universidad
de Harvard nos abre la puerta hacia una
perspectiva distinta que nos permitirá una mayor comprensión de nuestras
elecciones y decisiones desde la perspectiva ética, utiliza la moderna tecnología de imágenes
relacionando el juicio moral; con la cognición, la intuición, las emociones, en
el marco que brindan las neurociencias.
Toman como ejemplo las posiciones
polares de los pensadores como Kant y Bentham que confirma una vez más que
ellos se adelantaron con sus ideas al descubrimiento de la base científica
profunda que las avalara, lo cual, aunque admirable no es afortunadamente un
ejemplo aislado. Los investigadores tomaron como método de estudio de nuestra
actividad mental la resonancia magnética funcional formulando situaciones
hipotéticas en las cuales se plantearon distintos dilemas morales.
“Houston,
tenemos un problema”. La frase del Apolo 13 sirve como metáfora de
lo que ocurre en nuestro cerebro cuando enfrentamos dilemas morales: Para empezar,
se identificó como red de control mental áreas de la región anterior del cerebro,
integradas por la corteza cingulada ,la corteza prefrontal dorsolateral y la corteza
prefrontal ventromedial . ¨Houston¨ está en la área de la corteza
prefrontal dorso lateral, ¨sede del control cognitivo¨ y la ¨sede de lo
emocional¨ en el área prefrontal dorso medial.
Los dilemas planteados como decía
más arriba son por supuesto hipotéticos, lo cual no invalida su utilidad como
tampoco que dejen de causarnos una ¨sensación desagradable¨, como mínimo.
1.-El primer dilema consiste en lo siguiente; el llanto de
un niño hace peligrar la vida de todo un grupo familiar y la única solución
sería silenciarlo, lo cual le costara la vida. De no ser así indefectiblemente
todos morirán. No hacerlo implica una reacción acorde con nuestra intuición y
pone en acción a un conjunto de sistemas neuronales, hacerlo pone en juego
otros sistemas neuronales.
2.-Otro dilema no menos
desagradable plantea lo siguiente: Si mueves una palanca de cambio del tren este
modifica de dirección y muere una persona, si no lo haces mueren cinco
personas. Al decidir mover la palanca ¨prevalece la región cognitiva¨ de la
corteza el área prefrontal dorso lateral, pero desde el punto de
vista moral prevalece el utilitarismo. ¿El utilitarismo es racional?
3.-Un dilema parecido, pero no
igual, es el siguiente: Estando en contacto con una persona si la empujas se
salvan cinco personas y muere esa sola persona atropellada por el tren. Acá
predomina la gente que decide que está mal sacrificar a una persona para salvar
a cinco, el área que se activa es la
de la corteza es prefrontal media, relacionada con los sentimientos.
¿El deber es emocional?
J. Grenne llama a los dilemas como
el de la palanca, dilemas impersonales y a de acción directa, dilemas personales. En los dilemas personales
predomina la activación de áreas asociadas con los sentimientos (prefrontal
media) en los dilemas impersonales se
activan áreas asociadas con procesos cognitivos (prefrontal dorsolateral)
El caso 1 establece un conflicto
entre la parte cognitiva y la emotiva lo que hace se active la región cingulada
anterior ,la cual se activa cuando
el cerebro intenta hacer dos cosas diferentes a la vez y esta a su vez
activa la zona prefrontal dorso lateral de control cognitivo.
Se hicieron otros experimentos para
determinar cómo alterando la carga emotiva o cognitiva se modificaban las decisiones y por lo tanto las áreas del
cerebro que se activan determinado que
los resultados forman parte de un patrón general.
Los
resultados sorprenden. Kant, considerado el filósofo del deber y
del racionalismo moral, parece más cercano a la emoción que a la pura razón. En
cambio, Bentham, con su utilitarismo de cálculos y consecuencias, se alinea con
las áreas cerebrales asociadas al razonamiento frío. ¿?.
Miguel me hizo llegar un trabajo en
la misma línea de investigación pero que establece relación entre meditación y
su basamento anatomo-funcional neuronal estudiado por resonancia magnética
funcional, trabajos que exploran cómo la meditación
transforma estas mismas redes cerebrales, modificando la relación entre emoción
y cognición. Se abre así una línea entre: prácticas milenarias y dilemas
morales que se estudian hoy con resonancia magnética funcional.
A Oscar le conté sobre estos hallazgos. Me miró con
desconfianza, como si la ciencia pudiera empañar la experiencia. Tal vez la
clave no esté en oponer ambas miradas, sino en entrar en resonancia: hacer que
la vivencia subjetiva y el registro cerebral dialoguen como dos caras de una
misma moneda.
Epilogo
La Drosophila, con su
fragilidad efímera, nos permitió descifrar la genética. Y, de modo indirecto,
también inspira a repensar nuestra brújula moral. Ella nos recuerda que lo
humano —la ética, la decisión, el juicio— no está desprendido de la biología,
sino tejido en nuestras neuronas, en la tensión constante entre razón y
emoción. Nos ofrece, en silencio, un espejo: que dice que hasta lo más elevado
de nuestra condición tiene raíces biológicas. Y nos deja una pregunta abierta,
incómoda pero luminosa:
¿Somos nosotros quienes usamos a la mosca para comprendernos, o es ella la
que, desde su pequeñez, nos enseña lo esencial de lo humano?
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