sábado, septiembre 13, 2025

Ciencia y literatura: dos ficciones reales


 

Ciencia y literatura: dos ficciones reales


¿Es necesario saber por qué el cielo es azul? ¿Qué diferencia hay entre la ciencia y la literatura? Quizás estas preguntas no quiten el sueño a la mayoría, pero para algunos —y me cuento entre ellos— buscar preguntas es una necesidad vital. Preguntar es abrir un umbral, tantear un camino, aunque las respuestas puedan esperar.

En una conversación en nuestro laboratorio de café, Miguel lanzó la pregunta casi al cierre, y Cacho, con su prosa cada vez más atractiva, aportó la parte literaria. Aquella chispa me llevó a pensar en las diferencias y semejanzas entre ciencia y literatura, y a reencontrarme con un libro sugerente:  Yo, lo superfluo y el error. Historias de vida o muerte sobre ciencia o literatura de Jorge Wagensberg. Allí, el autor narra su propio tránsito: después de mucha ciencia, busca aproximarse a la literatura, no como quien abandona un territorio por otro, sino como quien descubre un puente posible.

Para hacerlo, propone tres hechos que la ciencia suele reprimir y que la literatura abraza:

1.      Rescatar el yo, marginado en la objetividad científica.

2.      Elogiar lo superfluo, condenado por la búsqueda de lo esencial.

3.      Indultar el error, que en ciencia se castiga, cuando no se lo transforma en motor.

La literatura nunca tuvo problemas con el yo, el error o lo superfluo: son parte de su materia prima. La ciencia, en cambio, salvo a esa condición del error persigue otros principios:

  • Objetividad, para expulsar al yo y alcanzar lo universal.
  • Inteligibilidad, para condensar lo máximo en lo mínimo, anticipando y explicando.
  • Dialéctica, para confrontar lo que creemos verdad con la realidad, y ganar capacidad de cambio.

Mientras la ciencia es una ficción objetiva, inteligible y dialéctica, la literatura es una ficción abierta, capaz de volar libremente, incluso de renunciar a esa libertad y adoptar principios científicos si así lo desea. Esa plasticidad es lo que la hace tan poderosa: no tiene que rendir cuentas a la objetividad, ni al rigor de la comprobación, ni al error ,ni  a la exclusión del yo.

Llamamos “ciencia” a la ficción que acepta ser verificada. Llamamos “literatura” a la ficción que asume no necesitar prueba. El contraste revela un precio: la ciencia gana universalidad, pero pierde subjetividad; la literatura gana voz, pero se expone a la deriva del yo. El ser humano, sin embargo, necesita de ambas: de la probable certeza que ofrece la ciencia y del relato que proporciona la literatura. Ambas son, en el fondo, ficciones reales: creaciones humanas que no niegan su artificio, pero que construyen la realidad que habitamos.

Y es aquí donde aparece Borges, como figura paradigmática de esa frontera. Demuestra que la ciencia puede volverse literatura y que la literatura puede iluminar problemas filosóficos y científicos.  Convierte la lógica en poesía y la metáfora en método de conocimiento.

Borges encarna mejor que nadie la aseveración que la ciencia y la literatura son ficciones reales. Una busca no perdernos en ilusiones y , la otra nos recuerda que la ilusión es vida, que juntas trazan el mapa de lo humano, ¨ese espacio donde la pregunta nunca se agota¨.  

Borges : toma un problema científico o filosófico (el infinito, el tiempo, los universos paralelos, la naturaleza de la realidad) y lo convierte en narración. No da respuestas, ilumina los problemas desde un ángulo que ni la ciencia ni la filosofía estrictas logran alcanzar.


Borges entre ciencia y literatura

Obra

Idea central (literaria)

Problema científico-filosófico

Metáfora / Imagen usada

La biblioteca de Babel

Una biblioteca infinita con todos los libros posibles.

Cosmología, combinatoria, teoría de la información, entropía.

El universo como biblioteca hexagonal que contiene todas las verdades y todos los errores.

El Aleph

Un punto donde se ve todo el universo simultáneamente.

Infinito actual (Cantor), topología, singularidades físicas.

El Aleph como "holograma" cósmico: totalidad en lo mínimo.

Zenón / Tiempo circular / Espejos

Paradojas del movimiento, retorno eterno, duplicación del yo.

Filosofía de la ciencia, paradojas lógicas, relatividad del tiempo.

El espejo y el círculo como laboratorios de pensamiento.

El jardín de senderos que se bifurca

Una novela infinita donde todas las decisiones se cumplen.

Multiversos, mecánica cuántica, teoría de probabilidades.

El jardín como metáfora de bifurcaciones infinitas en el tiempo.

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius

Un mundo inventado que empieza a reemplazar al real.

Epistemología, construcción social de la realidad, filosofía del lenguaje.

La enciclopedia de Tlön como “ciencia alternativa” que invade nuestro mundo.

 

 

Epilogo

 

¨El infinito como puente peligroso entre ciencia y literatura¨

Para la ciencia: El infinito fue un desafío técnico y filosófico, Cantor lo formalizó como objeto matemático y mostró que hay infinitos de infinitos. Le costó caro: fue incomprendido, combatido y terminó hundido en la locura y la soledad. El infinito, en su rigor, puede quebrantar la mente que lo toca demasiado de cerca.

Para la literatura: El infinito  en la biblioteca interminable, en el Aleph, en los senderos que se bifurcan, Borges encontró metáforas para hablar del límite del lenguaje, del tiempo y del conocimiento, convirtiéndolos en relatos literarios, mostrándonos que  su  imaginación es  tan fértil como la matemática o la física.

 

 

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