La base está, pero es invisible
La
frase "La base está" es atribuida al exdirector técnico Héctor
"El Bambino" Veira. La pronunció en enero de 1997 al asumir en Boca
Juniors, y se convirtió en un lema que reflejaba su confianza en el plantel que
heredó, a pesar de no haber sido armado por él. Lionel Scaloni, actual director técnico de la
Selección Argentina utilizó una frase similar en 2025: "La base
está, pero por qué no pensar en chicos que nos puedan aportar"
. En lo que sigue asumo
la posición de Scaloni , esperando lo que los ¨chicos laboratoristas de café en
lo de Marta ¨ puedan aportar a la base.
La Base
cognitiva se arma desde los primeros instantes de vida (incluida la intrauterina). Luego se
potencia al percibir el afecto ,reconocer un rostro, al distinguir una voz, desde
muy temprano comenzamos a registrar regularidades. Esa capacidad natural se
llama ¨patronidad¨: detectar y construir estructuras repetidas que nos permiten
orientarnos. La Gestalt lo señaló con claridad: antes de analizar cada detalle,
vemos un todo. Esa organización perceptiva es la puerta a la conceptualización,
y de allí a la abstracción ,a pensar más
allá de lo inmediato formulando
hipótesis, todo gracias a nuestra capacidad innata de organizar la experiencia en patrones
significativos, que guía todo nuestro entendimiento del mundo.
Esto que se inicia se manera subconsciente implica el desafío de hacerlo consciente
Agentividad, pero conocer no es solo percibir, con eso no basta es necesario actuar,
tener la capacidad de tomar decisiones,
de elegir entre alternativas y de intervenir en el mundo . Sin agentividad,
el conocimiento sería contemplativo, incapaz de orientar la vida.
Ahora bien, actuar exige
convivir con la incertidumbre. Nunca tenemos certezas absolutas: combinamos
evidencias internas (recuerdos, emociones, intuiciones) con evidencias externas
(datos, señales, experiencias compartidas). Como un estadístico bayesiano, la
mente actualiza sus creencias: lo que ayer era una hipótesis hoy puede ser
descartado o reforzado.
En este camino aparecen los
desvíos inevitables: loas errores del azar y, de los sesgos. Confundimos una
sombra con un ladrón, atribuimos al mérito lo que fue pura suerte, o repetimos
prejuicios como si fueran certezas. Para no quedar atrapados en esas trampas
necesitamos un tercer componente: ¨el control epistemológico¨.
El control
epistemológico es la vigilancia crítica que nos permite poner en duda nuestros
propios patrones y decisiones. En la
ciencia se manifiesta en la falsación popperiana o en la comunidad de
investigación de Peirce, donde el error individual se corrige colectivamente.
En la vida cotidiana aparece como autocrítica, como la pregunta que nos salva
del automatismo: “¿Estoy decidiendo por evidencia o por sesgo?”.
Vistos en
conjunto, patronidad, agentividad y control epistemológico forman la tríada
invisible de todo conocimiento. En lo
cotidiano: reconocer la voz de un amigo entre la multitud (patronidad),
cruzar la calle cuando el semáforo se pone en verde (agentividad) y dudar de
una noticia antes de compartirla (control epistemológico). En la ciencia:
observar regularidades en los planetas (patronidad), diseñar experimentos para
poner a prueba hipótesis (agentividad) y aceptar provisoriamente una teoría
hasta que la evidencia la refute (control epistemológico).
La diferencia no está en la estructura, sino
en el grado de vigilancia crítica. Tanto en
la vida íntima como en la investigación, el conocimiento no se confirma de una
vez y para siempre: se construye, se prueba, se corrige.
En definitiva, la base está, pero es
invisible. Como en el fútbol, lo mismo ocurre con el pensamiento: sin patrones
que nos orienten, sin decisiones que nos hagan avanzar y sin crítica que nos
corrija, no hay juego posible. La base está: lo que falta es comprenderla,
cuidarla… y animarse a agregarle nuevos elementos.
Vistos en conjunto, los tres
pilares —patronidad, agentividad y control epistemológico— forman la base
invisible de todo conocimiento, ya sea formal o informal. Desde aprender
a caminar hasta elaborar una teoría científica, desde interpretar un gesto en
una conversación hasta diseñar un experimento, la mente se mueve en este
triángulo dinámico.
Creo tal
vez equívocamente que pocos como el Bambino y Scaloni profundizan y aseguran que la base esta y que, aunque invisible sin ella no
avanzaríamos en lo cotidiano ni en la ciencia ,tampoco se percibe el control
epistemológico, pero su ausencia se nota enseguida.
En
conclusión,
conocer es un proceso vivo que comienza
con los patrones, se proyecta en la acción y se regula mediante la crítica epistemológica.
Comprender esta estructura y ampliarla puede ayudarnos no solo a pensar mejor,
sino también a vivir de manera un poco más lúcida, conscientes de las fuerzas
que sostienen y al mismo tiempo amenazan nuestro conocimiento.
Todo conocimiento —ya sea
cotidiano o científico— descansa; ¨en misma base tríadica dinámica: patronidad,
agentividad y control epistemológico¨. La diferencia no está en la estructura del
pensar, sino en el grado de vigilancia crítica que ejercemos. Comprender
esta tríada es reconocer que, tanto en el mundo íntimo como en el de la
investigación, el conocimiento nunca se confirma de una vez y para siempre: se
construye, se prueba y se corrige sin cesar.
La base está ,espera que la comprendamos y le
agreguemos ¨elementos¨.
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