domingo, septiembre 14, 2025

La base está, pero es invisible

 

La base está, pero es invisible

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La frase "La base está" es atribuida al exdirector técnico Héctor "El Bambino" Veira. La pronunció en enero de 1997 al asumir en Boca Juniors, y se convirtió en un lema que reflejaba su confianza en el plantel que heredó, a pesar de no haber sido armado por él.  Lionel Scaloni, actual director técnico de la Selección Argentina utilizó una frase similar en 2025: "La base está, pero por qué no pensar en chicos que nos puedan aportar"

. En lo que sigue asumo la posición de Scaloni , esperando lo que los ¨chicos laboratoristas de café en lo de Marta ¨ puedan aportar a la base.             

La Base cognitiva se arma desde los primeros instantes  de vida (incluida la intrauterina). Luego se potencia al percibir el afecto ,reconocer un rostro, al distinguir una voz, desde muy temprano comenzamos a registrar regularidades. Esa capacidad natural se llama ¨patronidad¨: detectar y construir estructuras repetidas que nos permiten orientarnos. La Gestalt lo señaló con claridad: antes de analizar cada detalle, vemos un todo. Esa organización perceptiva es la puerta a la conceptualización, y de allí a la abstracción ,a  pensar más allá de lo inmediato formulando hipótesis, todo gracias a nuestra capacidad innata de organizar la experiencia en patrones significativos, que guía todo nuestro entendimiento del mundo. Esto que se inicia se manera subconsciente  implica el desafío de hacerlo consciente

Agentividad, pero conocer no es solo percibir, con eso no basta es necesario actuar,  tener la capacidad de tomar decisiones, de elegir entre alternativas y de intervenir en el mundo . Sin agentividad, el conocimiento sería contemplativo, incapaz de orientar la vida.

Ahora bien, actuar exige convivir con la incertidumbre. Nunca tenemos certezas absolutas: combinamos evidencias internas (recuerdos, emociones, intuiciones) con evidencias externas (datos, señales, experiencias compartidas). Como un estadístico bayesiano, la mente actualiza sus creencias: lo que ayer era una hipótesis hoy puede ser descartado o reforzado.

En este camino aparecen los desvíos inevitables: loas errores del azar y, de los sesgos. Confundimos una sombra con un ladrón, atribuimos al mérito lo que fue pura suerte, o repetimos prejuicios como si fueran certezas. Para no quedar atrapados en esas trampas necesitamos un tercer componente: ¨el control epistemológico¨.

El control epistemológico es la vigilancia crítica que nos permite poner en duda nuestros propios patrones y decisiones. En la ciencia se manifiesta en la falsación popperiana o en la comunidad de investigación de Peirce, donde el error individual se corrige colectivamente. En la vida cotidiana aparece como autocrítica, como la pregunta que nos salva del automatismo: “¿Estoy decidiendo por evidencia o por sesgo?”.

Vistos en conjunto, patronidad, agentividad y control epistemológico forman la tríada invisible de todo conocimiento. En lo cotidiano: reconocer la voz de un amigo entre la multitud (patronidad), cruzar la calle cuando el semáforo se pone en verde (agentividad) y dudar de una noticia antes de compartirla (control epistemológico). En la ciencia: observar regularidades en los planetas (patronidad), diseñar experimentos para poner a prueba hipótesis (agentividad) y aceptar provisoriamente una teoría hasta que la evidencia la refute (control epistemológico).

La diferencia no está en la estructura, sino en el grado de vigilancia crítica. Tanto en la vida íntima como en la investigación, el conocimiento no se confirma de una vez y para siempre: se construye, se prueba, se corrige.

En definitiva, la base está, pero es invisible. Como en el fútbol, lo mismo ocurre con el pensamiento: sin patrones que nos orienten, sin decisiones que nos hagan avanzar y sin crítica que nos corrija, no hay juego posible. La base está: lo que falta es comprenderla, cuidarla… y animarse a agregarle nuevos elementos.

 

Vistos en conjunto, los tres pilares —patronidad, agentividad y control epistemológico— forman la base invisible de todo conocimiento, ya sea formal o informal. Desde aprender a caminar hasta elaborar una teoría científica, desde interpretar un gesto en una conversación hasta diseñar un experimento, la mente se mueve en este triángulo dinámico.

Creo tal vez equívocamente que pocos como el Bambino y Scaloni  profundizan y aseguran que  la base esta y que, aunque invisible sin ella no avanzaríamos en lo cotidiano ni en la ciencia ,tampoco se percibe el control epistemológico, pero su ausencia se nota enseguida.

En conclusión, conocer  es un proceso vivo que comienza con los patrones, se proyecta en la acción y se regula mediante la crítica epistemológica. Comprender esta estructura y ampliarla puede ayudarnos no solo a pensar mejor, sino también a vivir de manera un poco más lúcida, conscientes de las fuerzas que sostienen y al mismo tiempo amenazan nuestro conocimiento.

Todo conocimiento —ya sea cotidiano o científico— descansa; ¨en misma base tríadica dinámica: patronidad, agentividad y control epistemológico¨.  La diferencia no está en la estructura del pensar, sino en el grado de vigilancia crítica que ejercemos. Comprender esta tríada es reconocer que, tanto en el mundo íntimo como en el de la investigación, el conocimiento nunca se confirma de una vez y para siempre: se construye, se prueba y se corrige sin cesar.

La base está ,espera que la comprendamos y le agreguemos  ¨elementos¨.

 

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