DATOS
BLANDOS Y DUROS
Comedor
del Granados Park 16 02 2016, conversación sin alcohol y en medio de la misma,
Blanca me pregunta; ¿qué es un dato blando?, había visto el libro que estaba
leyendo de Miguel Álvarez González:
`` Datos Blandos para Ciencias Duras. El
camino de la psicología a las Neurociencias``.
Con
Cacho este tema está siempre presente y por lo tanto eso me estimulo esta lectura.
En el prólogo el autor reconoce que los ¨científicos naturales¨ han sido los
principales artífices de la discusión que permite superar la idea de la
división entre ciencias blandas y ciencias duras.
¿Pero cómo hacer para que los datos blandos puedan integrarse con las
ciencias duras?
En primer lugar, hay que recordar que, en el
debate sobre la distinción entre ciencias duras y ciencias blandas tradicionalmente,
se ha considerado que las primeras se caracterizan por su objetividad y
exactitud, mientras que las segundas trabajan con fenómenos humanos más
ambiguos y dependientes de interpretación.
Álvarez González propone tres hipótesis :
1.
La defensa de la “pureza disciplinaria” en psicología obstaculiza su
desarrollo.
2.
Las técnicas de exploración cerebral requieren de hipótesis psicológicas,
sociales y comunitarias para adquirir sentido práctico.
3.
La distinción entre ciencias duras y blandas es, en última instancia, falsa.
Propone tres Problemas centrales para integrar
-
Psicofísico: relación entre psiquis y realidad externa.
-
Psicobiológico: interacción entre mente y cuerpo.
-
Conciencia: la mente en relación consigo misma.
Estos tres problemas exceden
cualquier frontera disciplinaria, y muestran la necesidad de marcos
transdisciplinares.
Las dos culturas de C.P.Snow
…son muchos los días que he
pasado con científicos, horas de trabajo, para salir luego de noche a reunirme
con colegas literatos. Y, viviendo entre dichos grupos, se me fue planteando el
problema que desde mucho antes de confiarlo al papel había bautizado en mi
fuero interno con el nombre de "las
dos culturas"…
…¨se trata de dos grupos polarmente
antitéticos: los intelectuales literarios en un polo, y en el otro los
científicos. Entre ambos polos, un abismo de incomprensión mutua; algunas veces
(especialmente entre los jóvenes) en los que incluso puede haber hostilidad y
desagrado, pero más que nada, falta de entendimiento recíproco.
Los científicos creen que los intelectuales literarios
carecen por completo de visión anticipadora, que viven singularmente
desentendidos de sus hermanos los hombres, que son en un sentido profundo
anti-intelectuales…
Cuando los no científicos oyen hablar de científicos
que no han leído nunca una obra importante de la literatura, sueltan una risita
entre burlona y compasiva. Los desestiman como especialistas ignorantes. Una o
dos veces me he visto provocado y he preguntado a los no científicos cuántos de
ellos eran capaces de enunciar el segundo principio de la termodinámica. La respuesta
fue glacial; fue también negativa. Y sin embargo lo que les preguntaba es más o
menos el equivalente científico de "¿Ha leído usted alguna obra de
Shakespeare?"…
Cacho y los nuevos puentes de Snow:
datos blandos, datos duros y poesía como interfaz epistemológica
C.
P. Snow, en su célebre conferencia de 1959 The Two Cultures,
identificaba una brecha cultural entre los científicos y los
intelectuales humanistas. Según él, ambos grupos vivían en mundos casi
incomunicados: los científicos ignoraban la literatura, el arte y la historia,
mientras que los humanistas desconocían hasta los principios más básicos de la
física o las matemáticas. Snow proponía, más que una fusión imposible, la
creación de un puente de comunicación: un espacio de
diálogo donde la ciencia y las humanidades se enriquecieran mutuamente. Dicho
de otro modo, no veía a las dos culturas como irreconciliables, sino como incompletas
si permanecían aisladas.
Las
últimas décadas han sido testigo de un proceso de transparencia de fronteras
disciplinarias. Las llamadas “ciencias duras” han desarrollado métodos
capaces de incorporar lo incierto, lo incompleto y lo subjetivo, mediante
herramientas como la estadística bayesiana, la teoría de la complejidad y los
modelos computacionales. Paralelamente, las “ciencias blandas” han
perfeccionado su formalización metodológica, empleando análisis cuantitativos,
estudios empíricos longitudinales y técnicas experimentales. De este modo, lo
que antes se presentaba como dicotomía se reconfigura como un continuo de
saberes con distintos grados de formalización.
Dentro de este diálogo, la poesía ocupa un lugar singular y
paradigmático. Constituye un “dato blando” con estructura “dura”: por un
lado, condensa experiencias subjetivas, emociones y metáforas que escapan a la
cuantificación inmediata; por otro, se rige por estructuras formales —métrica,
ritmo, sintaxis— que permiten un análisis sistemático. En términos de Ricoeur ,
la metáfora poética no es un mero ornamento, sino un “descubrimiento de
sentido”, capaz de abrir horizontes cognitivos inéditos.
Las investigaciones contemporáneas en neurociencia cognitiva confirman
esta intuición: Lakoff y Johnson (1980) mostraron que el pensamiento abstracto
depende de metáforas conceptuales profundamente encarnadas, mientras que
estudios de neuroimagen (Bohrn et al., 2012) han evidenciado que la lectura de
metáforas activa redes cerebrales implicadas en la abstracción y la integración
multimodal. La poesía, por tanto, no es solo arte, sino también un
laboratorio simbólico donde se generan intuiciones cognitivas que luego pueden
ser exploradas científicamente.
Lo de Snow puede interpretarse como un puente translúcido: la
ciencia aprende a procesar datos blandos; las humanidades aprenden a
formalizarse sin perder su espesor simbólico; y la poesía actúa como interfaz
entre ambas culturas, mostrándonos que la creatividad y el rigor no son polos
opuestos, sino condiciones complementarias del conocimiento humano.
Epilogo
Un camino hacia la
Transdisciplinariedad: Los grandes problemas de la
existencia humana ; la relación entre la mente y la realidad externa, la
interacción entre la psiquis y el cuerpo, y el misterio de la conciencia son
inherentemente transdisciplinarios. No pueden ser resueltos por una sola área
del conocimiento. Se requiere un enfoque híbrido que combine el rigor
experimental de las ciencias duras con la riqueza interpretativa de las
ciencias blandas. La
integración de datos blandos y duros no implica homogeneizar ni reducir
complejidad, sino potenciar la complementariedad entre rigor experimental e
interpretación contextual. Solo un enfoque híbrido permitirá abordar los
grandes problemas de la condición humana.
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