jueves, septiembre 18, 2025

DATOS BLANDOS Y DUROS

 

DATOS BLANDOS Y DUROS

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Comedor del Granados Park 16 02 2016, conversación sin alcohol y en medio de la misma, Blanca me pregunta; ¿qué es un dato blando?, había visto el libro que estaba leyendo de Miguel Álvarez González:

  `` Datos Blandos para Ciencias Duras. El camino de la psicología a las Neurociencias``. 

 

Con Cacho este tema está siempre presente y por lo tanto eso me estimulo esta lectura. En el prólogo el autor reconoce que los ¨científicos naturales¨ han sido los principales artífices de la discusión que permite superar la idea de la división entre ciencias blandas y ciencias duras.

 

¿Pero cómo hacer para que los datos blandos puedan integrarse con las ciencias duras?

 

En  primer lugar, hay que recordar que, en el debate sobre la distinción entre ciencias duras y ciencias blandas tradicionalmente, se ha considerado que las primeras se caracterizan por su objetividad y exactitud, mientras que las segundas trabajan con fenómenos humanos más ambiguos y dependientes de interpretación.

Álvarez González propone tres hipótesis :

1. La defensa de la “pureza disciplinaria” en psicología obstaculiza su desarrollo.

2. Las técnicas de exploración cerebral requieren de hipótesis psicológicas, sociales y comunitarias para adquirir sentido práctico.

3. La distinción entre ciencias duras y blandas es, en última instancia, falsa.



Propone tres Problemas centrales para integrar

- Psicofísico: relación entre psiquis y realidad externa.

- Psicobiológico: interacción entre mente y cuerpo.

- Conciencia: la mente en relación consigo misma.

Estos tres problemas exceden cualquier frontera disciplinaria, y muestran la necesidad de marcos transdisciplinares.

 

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Las dos culturas de C.P.Snow

 

…son muchos los días que he pasado con científicos, horas de trabajo, para salir luego de noche a reunirme con colegas literatos. Y, viviendo entre dichos grupos, se me fue planteando el problema que desde mucho antes de confiarlo al papel había bautizado en mi fuero interno con el nombre de "las dos culturas"…

 

…¨se trata de dos grupos polarmente antitéticos: los intelectuales literarios en un polo, y en el otro los científicos. Entre ambos polos, un abismo de incomprensión mutua; algunas veces (especialmente entre los jóvenes) en los que incluso puede haber hostilidad y desagrado, pero más que nada, falta de entendimiento recíproco.

 

Los científicos creen que los intelectuales literarios carecen por completo de visión anticipadora, que viven singularmente desentendidos de sus hermanos los hombres, que son en un sentido profundo anti-intelectuales…

 

Cuando los no científicos oyen hablar de científicos que no han leído nunca una obra importante de la literatura, sueltan una risita entre burlona y compasiva. Los desestiman como especialistas ignorantes. Una o dos veces me he visto provocado y he preguntado a los no científicos cuántos de ellos eran capaces de enunciar el segundo principio de la termodinámica. La respuesta fue glacial; fue también negativa. Y sin embargo lo que les preguntaba es más o menos el equivalente científico de "¿Ha leído usted alguna obra de Shakespeare?"…

 

Cacho y los nuevos puentes de Snow: datos blandos, datos duros y poesía como interfaz epistemológica

C. P. Snow, en su célebre conferencia de 1959 The Two Cultures, identificaba una brecha cultural entre los científicos y los intelectuales humanistas. Según él, ambos grupos vivían en mundos casi incomunicados: los científicos ignoraban la literatura, el arte y la historia, mientras que los humanistas desconocían hasta los principios más básicos de la física o las matemáticas. Snow proponía, más que una fusión imposible, la creación de un puente de comunicación: un espacio de diálogo donde la ciencia y las humanidades se enriquecieran mutuamente. Dicho de otro modo, no veía a las dos culturas como irreconciliables, sino como incompletas si permanecían aisladas.

Las últimas décadas han sido testigo de un proceso de transparencia de fronteras disciplinarias. Las llamadas “ciencias duras” han desarrollado métodos capaces de incorporar lo incierto, lo incompleto y lo subjetivo, mediante herramientas como la estadística bayesiana, la teoría de la complejidad y los modelos computacionales. Paralelamente, las “ciencias blandas” han perfeccionado su formalización metodológica, empleando análisis cuantitativos, estudios empíricos longitudinales y técnicas experimentales. De este modo, lo que antes se presentaba como dicotomía se reconfigura como un continuo de saberes con distintos grados de formalización.

Dentro de este diálogo, la poesía ocupa un lugar singular y paradigmático. Constituye un “dato blando” con estructura “dura”: por un lado, condensa experiencias subjetivas, emociones y metáforas que escapan a la cuantificación inmediata; por otro, se rige por estructuras formales —métrica, ritmo, sintaxis— que permiten un análisis sistemático. En términos de Ricoeur , la metáfora poética no es un mero ornamento, sino un “descubrimiento de sentido”, capaz de abrir horizontes cognitivos inéditos.

Las investigaciones contemporáneas en neurociencia cognitiva confirman esta intuición: Lakoff y Johnson (1980) mostraron que el pensamiento abstracto depende de metáforas conceptuales profundamente encarnadas, mientras que estudios de neuroimagen (Bohrn et al., 2012) han evidenciado que la lectura de metáforas activa redes cerebrales implicadas en la abstracción y la integración multimodal. La poesía, por tanto, no es solo arte, sino también un laboratorio simbólico donde se generan intuiciones cognitivas que luego pueden ser exploradas científicamente.

Lo de Snow puede interpretarse como un puente translúcido: la ciencia aprende a procesar datos blandos; las humanidades aprenden a formalizarse sin perder su espesor simbólico; y la poesía actúa como interfaz entre ambas culturas, mostrándonos que la creatividad y el rigor no son polos opuestos, sino condiciones complementarias del conocimiento humano.

 

Epilogo

Un camino hacia la Transdisciplinariedad: Los grandes problemas de la existencia humana ; la relación entre la mente y la realidad externa, la interacción entre la psiquis y el cuerpo, y el misterio de la conciencia son inherentemente transdisciplinarios. No pueden ser resueltos por una sola área del conocimiento. Se requiere un enfoque híbrido que combine el rigor experimental de las ciencias duras con la riqueza interpretativa de las ciencias blandas. La integración de datos blandos y duros no implica homogeneizar ni reducir complejidad, sino potenciar la complementariedad entre rigor experimental e interpretación contextual. Solo un enfoque híbrido permitirá abordar los grandes problemas de la condición humana.

 

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