La bicicleta como la vida misma
Mi primera bicicleta a los 4
años fue un regalo de mi querido tío Miguel, un libanes muy trabajador ,ella ,la bici , siempre fue mi vehículo de
primer grado y primer orden. Compartí muchos recuerdos con mi hermano y con
amigos. Pasarían décadas para enterarme acerca ¨algo¨ de su complejidad. A lo
máximo que llegue era a saber acerca de centrar las ruedas y a veces a colocar
algún parche, nada acerca del interior del piñón.
Pero paradójicamente su uso
metafórico en cibernética ,que suele explicarse con diagramas, señales y
circuitos, nos permite entender y situarnos dentro de la vida diaria. No se trata sólo de
cómo regulan su temperatura los organismos o cómo funcionan los termostatos,
sino de cómo los seres vivos —y en especial los seres humanos— se sostienen,
se transforman y se comprenden a sí mismos mientras actúan.
Para empezar,
conviene separar dos conceptos que suelen confundirse:
Órdenes y grados de la cibernética. Y aunque
parezcan abstracciones, pueden volverse perfectamente nítidos si los pensamos
desde la experiencia sencilla y universal de andar en bicicleta que más que un ejemplo; es la vida en escena
real¨.
Orden y
Grado: dos formas de nombrar lo mismo
Órdenes
(von Foerster, Maturana, Varela):
- Primer orden: el observador queda
afuera del sistema.
- Segundo orden: el observador está
incluido; lo que observa lo cambia.
Grados
(Wiener, Pask, sistemas adaptativos):
- Grado cero: sin retroalimentación.
- Grado uno: retroalimentación simple.
- Grado dos: retroalimentación reflexiva, capaz de
modificar las reglas internas.
Cuando se traducen uno al otro:
- Primer orden ≈ Grado uno
- Segundo orden ≈ Grado dos
Y, en la práctica, el salto importante es
uno solo: el que va desde “corregir errores” a “modificar la manera de
corregir errores”. Ese salto es el nacimiento del aprendizaje, del juicio y
de la subjetividad.
Primer
orden / primer nivel de organización La bicicleta y la vida diaria:
Cuando ando en bicicleta por
un terreno llano, casi no pienso; simplemente corrijo: si se inclina, compenso,
sí frena, empujo, sí acelera, equilibrio. Es un conjunto de ajustes
automáticos, gobernados por retroalimentación negativa que mantiene
la estabilidad.
La vida diariamente tiene
miles de regulaciones de primer orden: regular la temperatura del cuerpo, mantenerte
erguido, leer mientras se ajusta el enfoque ocular, caminar sin caer, responder
a estímulos inmediatos sin deliberación. Todo eso ocurre sin reflexión. Es el
nivel básico de la vida: mantenerse vivo.
Maturana y Varela llamaron a esto autopoiesis: la capacidad de un organismo de producir y mantener su propia
organización. La autopoiesis es el corazón del primer orden: la vida se
sostiene recreando lo que la hace posible.
¨Pero vivir
no es sólo sostenerse; es también encontrarse con lo inesperado¨
Segundo
orden / grado dos: cuando la vida nos obliga a aprender
Ahora cambiemos la escena:
Voy en bicicleta por un camino
desconocido, con curvas, autos, viento, ruidos nuevos, decisiones rápidas y
pedidos ya. Ya no alcanza sólo con “mantener el equilibrio”, tengo que: anticipar,
interpretar el terreno, ajustar, aprender del error, transformar el estilo de
pedalear, modificar reglas internas.
Ahí aparece la verdadera cibernética de segundo orden / grado dos: la
que implica retroalimentación recursiva. Ya no sólo se equilibra la bicicleta: equilibrio mis maneras de
equilibrarme.
La vida diaria está llena de estos momentos: conversar con alguien
difícil y aprender a modular tu reacción, modificar tu forma de trabajar cuando
el contexto cambia, ajustar expectativas cuando la realidad contradice tu
modelo, reinterpretar lo que sentís, cambiar la manera de cambiar.
Esto es exactamente lo que Foerster quería decir ¨cuando hablaba del
observador incluido¨. La vida no es un trayecto donde aplicamos reglas fijas. Es
un proceso donde revisamos nuestras reglas a cada paso. no sólo sostener la
vida, sino sostener la coherencia de nuestra manera de vivir en un mundo que
cambia. Es un hacer que se hace a sí mismo mientras se hace y el andar en
bicicleta es apenas una versión física de este principio.
La retroalimentación: el puente entre la mente, el cuerpo y el mundo
, es la forma en que la vida conversa consigo misma y aprende en tres pasos:
1:-Retroalimentación negativa: mantiene el
equilibrio, evita la caída, corrige desviaciones.
2.-Retroalimentación positiva: amplifica una
decisión, genera impulso, crea novedad (acelerar, tomar coraje, innovar).
3.-Retroalimentación recursiva: transforma la
manera en que interpretamos lo que vivimos, modifica nuestras reglas de
percepción, crea nuevas formas de ser y estar.
Andar en bicicleta te enseña los tres niveles:
1. Te mantenés estable (negativa),
2. Ganás velocidad y confianza (positiva),
3. Aprendés a leer el mundo y a leerte a vos mismo (recursiva). Esto no es
una técnica; es vida vivida.
La autopoiesis:
la vida como bicicleta en movimiento
La autopoiesis no significa
que el organismo se encierre sobre sí mismo; significa que construye sentido en
un acoplamiento dinámico con su entorno. Lo mismo ocurre en el cotidiano: Nos
transformamos al hablar con otros. Nos ajustamos a entornos imprevisibles. Creamos
estabilidad en medio del ruido. Nos reinventamos sin dejar de ser nosotros
mismos. Somos sistemas vivos que se producen a sí mismos mientras interpretamos
el mundo.
Para mí la
bicicleta, paso de un ejemplo mecánico: a una metáfora del vivir. Vivimos como pedaleamos: reencontrando equilibrio mientras
avanzamos.
Epilogo
La cibernética explica la vida** La
distinción entre primer y segundo orden, o entre grados uno y dos, no es
filosófica: es existencial.
- Primer orden / grado uno mantiene la vida.
- Segundo orden / grado dos la vuelve capaz de aprender.
- La autopoiesis sostiene ambas dimensiones: el ser que se conserva y el ser que se
transforma.
La vida es un continuo de estos tres ciclos.
No somos máquinas que reaccionan; somos observadores que se recrean mientras
avanzan. La cibernética no nos
enseña a andar en bicicleta. Nos enseña algo mucho más profundo:
Toda vida es un equilibrio móvil que se
reconstruye a cada instante.
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