¿Identidad?
Pero si es fácil
La
ignorancia como motor del cambio: sexo, identidad y los límites del modelo
binario
La
ignorancia es, paradójicamente, el motor del cambio. Solo cuando no sabemos —o
cuando reconocemos que no sabemos— se abre la posibilidad de buscar, dudar,
transformar. Uno de los ejemplos más antiguos de ignorancia persistente es la
dualidad sexual: masculino, femenino y… ¿qué más? Para deterministas y no
deterministas por igual, esta pregunta abre una puerta: la búsqueda de sentido,
de comprensión más allá de lo obvio.
Recuerdo
una cena de jueves con amigos, en febrero de 2021. Como tantas veces, la
conversación saltaba sin rumbo —como debe ser en las buenas tormentas de
ideas—, hasta que surgió el tema de las manifestaciones LGBTQ+. Intenté
compartir algunos hallazgos científicos sobre genética y variaciones
cromosómicas, sobre casos que no encajan en la caja de “XX” o “XY”. Pero Nacho, con convicción, sentenció: “Si tiene
órganos masculinos, es hombre en todos los sentidos; si tiene órganos
femeninos, es mujer en todos los sentidos”.
No
sé cuántos de los presentes compartían esa afirmación. Pero sí sé que esa
convicción es ampliamente compartida en la sociedad. Es una idea que parece
lógica, casi obvia. En lo cotidiano, domina la noción de que lo externo —lo
anatómico, lo visible— define por completo quién es una persona. Sin
embargo, esta certeza encierra un sesgo: el de representatividad. Tendemos
a asumir que lo que se ajusta al modelo típico es la norma, e incluso la verdad
absoluta. Pero la ciencia, y la experiencia humana, muestran otra cosa.
La
correspondencia entre lo visible y lo no visible —genes, hormonas, cerebro,
identidad, sentimientos— no es ni perfecta ni unívoca. Hay personas con cuerpos
que no se ajustan a la dicotomía; hay cerebros que sienten, se reconocen y se
expresan de forma diversa. Hay un sinfín de configuraciones que el modelo
binario simplemente no contempla. Quizás reconocer la ignorancia —no como
falla, sino como punto de partida— sea el primer paso para dejar de confundir
lo evidente con lo verdadero. La identidad humana, como tantas otras realidades
complejas, no cabe en un esquema binario. Y si nuestra biología ya es más diversa de lo
que creíamos, ¿por qué no permitir que nuestra comprensión también lo sea?
Algunos términos que debemos diferenciar: Sexo
aspectos anatómicos y fisiológicos. Genero roles psíquicos sociales y culturales que una persona asume. Identidad
de género, sentimiento que una
persona asume de sí misma, sentirse mujer varón, ni uno ni lo otro o algo
indeterminado.
Tal vez pueda ayudarnos J. L. Austin quien postula que el lenguaje
no solo describe la realidad, sino que también la ¨construye activamente
mediante actos de habla¨. Él nos dice que, al hablar, no solo
informamos, sino que hacemos cosas, como prometer, ordenar, amenazar,
declarar, legitimar o excluir. Esta idea tiene profundas implicancias en la
política y el género, ya que muestra cómo el lenguaje puede ser una forma de
poder.
En cuanto al género, la filósofa Judith Butler toma
la teoría de Austin como base para su concepto de ¨performatividad del género¨. Butler argumenta que ser
"hombre" o "mujer" no es simplemente una identidad fija,
sino algo que se construye y se reafirma continuamente mediante actos
performativos (discursos, gestos, normas). En este marco, el lenguaje no solo
refleja el género, sino que lo fabrica, lo limita o lo transforma. Esto por supuesto genera
opiniones a favor y en contra. Y si nombrar es poder, entonces entender la diferencia entre sexo,
género e identidad no es solo un acto de conocimiento, sino un acto de
justicia.”
Como esto
es un tema sin cierre, veamos unos fragmentos del libro *Gen*
de Siddhartha Mukherjee donde nos muestra que la ciencia que
muchas veces trabaja para mejorar nuestra ¨visión de la realidad¨ puso al gen en la cúspide. Basta que un solo
gen se prenda o se apague para producir cambios importantes, pero no todo es
puramente genético, con eso solo no basta, en algo tan complejo todo suma,
sociedad, cultura, entorno, chocan y se conjugan con la genética, desarrollando fuerzas que se anulan
o se refuerzan y cuyos efectos producen algo tan singular y ondulante como
nuestra identidad ¨sexual¨.
En
1903 Nettie Stevens, con el gusano de la harina, hallo los
cromosomas del sexo. El par XY determina sexo masculino y el par XX sexo
femenino. El cromosoma ¨Y¨ es más
pequeño, no tiene quien lo duplique, es más vulnerable, con obsolescencia
programada, en el residen pocos genes permanentemente, y el ¨gen SRY¨ es el de la masculinidad, un
pequeñín sin intrones, descubierto por
Peter Goodfelow y col, quienes insertaron una copia en hembras de
ratones, y nacieron con cromosomas ¨XX¨´
en cada célula: genéticamente eran
hembras, con anatomía y conducta de
machos, habían cambiado accionado solo un
único interruptor genético, genero
un Swyer al revés.
Síndrome de Swyer fenotípicamente
mujeres, pero con cromosoma XY en todas las células, en género e identidad de
género son mujeres. Un solo gen se apagó
y se convirtieron en mujeres. El Swyer, y
su revés experimental, nos confirman que
los tres conceptos básicos; sexo, género
e identidad de género, tienen límites difusos y son un problema no
claramente resuelto.
SIA (Síndrome de ¨Insensibilidad a los andrógenos)La
modelo Hanne
Gaby Odiele, es portadora de esta
variedad intersexual, es mujer con XY. De
este síndrome hay formas completas e
incompletas, pueden tener todo, menos útero y ovarios. Se trasmite por el
cromosoma X.
Mini
glosario
Gen: unidad de información del ADN
Fenotipo; conjunto
de caracteres visibles que un individuo presenta como resultado de la
interacción entre su genotipo y el medio.
Género: dos
acepciones distintas de "género".
1.-Género
(en biología): categoría taxonómica entre familia y especie.
Género
(en estudios sociales): conjunto de roles, normas y representaciones culturales
asociadas a lo masculino, femenino o no binario.”
En
síntesis: Un cierre abierto, el pensamiento simplificador es cómodo,
incluso funcional. Asumir que lo visible define lo esencial ahorra energía
cognitiva. Pero es epistemológicamente pobre. Sexo, género, identidad y deseo
son fenómenos complejos, multidimensionales, muchas veces contradictorios. Y si
la biología ya nos muestra clínica y experimentalmente que no todo es blanco o
negro… ¿Por qué no permitir que nuestra comprensión también evolucione?