El 28 de enero de 2014, a
las 23:30, recibí una llamada de Daniel Cocco. Me hizo una pregunta tan
sencilla como desafiante: “Para vos, ¿qué es un intelectual y cuál es su
función social?”. Lo curioso es que, frecuentemente, aunque creemos tener la respuesta a esta y otras preguntas, nos
sorprende la dificultad de expresarnos con claridad. Muchas veces suponemos saber algo, pero al intentar buscar las palabras adecuadas, comprendemos
que lo tácito requiere ser explicitado para poder apropiarnos de lo que sea.
Entonces recurrimos a distintas fuentes,
la historia es una de ellas.
El término “intelectual” proviene
del latín "intellectualis," que se refiere a lo perteneciente al
entendimiento. El intelectual es aquella persona que reflexiona críticamente
sobre la realidad y busca influir en ella. Según una definición convencional,
se trata de alguien que estudia y comunica ideas con cierta autoridad frente a
la opinión pública. Pero esta definición técnica no alcanza a describir del
todo su papel vital en la sociedad. Sin embargo, se usó de forma peyorativa en
relación con el Caso Dreyfus en Francia a finales del siglo XIX y, aún
puede usarse con un matiz despectivo para descalificar las opiniones de alguien
tachándolo de "intelectualoide" o sugiriendo que sus ideas son poco
prácticas o alejadas de la realidad.
Miguel, me decía que sentía
una alegría especial al encontrar a alguien que compartiera su modo de pensar,
o que lo orientara hacia un conocimiento nuevo. Esa experiencia, tan íntima y
universal a la vez, es parte del “ser” del pensador. Hay un gozo particular
en comprender o intuir algo. No es un simple entretenimiento: es una
satisfacción profunda, porque comprender la realidad —o al menos creer que lo
hacemos— es una necesidad de todo ser pensante. Me apropio de la idea del
físico y divulgador Jorge Wagensberg, quien define el gozo intelectual
como la culminación de un proceso de
conjunción que parte ; del estímulo y , continúa en la conversación,
la comprensión y la intuición . Gozo que es la culminación de todo conocer.
1.-El estímulo :
inicia el proceso como algo desordenado pero que nos
permite pasar de la falta de interés particular en algo, a la de interesarnos
por algo en especial. Esto puede surgir de manera espontánea o por la ayuda que
aportan amigos o incluso por la ¨ayuda¨ no intencional de desconocidos.
2.-La conversación:
Es negociar significados, con el ¨territorio¨ , con los
signos que nos han ofertado los que nos precedieron cualquiera sea su origen
y que debemos hacer el esfuerzo de desentrañar, para poder negociar
signos incluso con nosotros mismos, una conversación introspectiva que nos
permite ubicarnos en el territorio, cambiar, reordenar o excluir significados.
Conversar en síntesis es negociar significados.
3.-Comprensión y la intuición :
Comprender es caer en la mínima expresión de lo máximo compartido ,en lo común entre lo
diverso ,es decir en cierta esencia ,oculta o no en un bosque de matices.
Existe dos formas de aumentar comprensión a) reduciendo el volumen de la
esencia de lo común , de lo compartido b) ampliando su dominio de vigencia ,el
número de casos que comparten una esencia.
Intuir es experimentar
un roce entre dos estados de la
mente ,una incertidumbre resulta y la incertidumbre por resolver ,un roce entre
lo comprendido y lo que se pretende
comprender ,entre lo ocurrido y lo que aun ha de ocurrir… (Para una visión de
la intuición desde otra óptica, ver la propuesta de D. Kahneman).
En síntesis, el gozo
intelectual : Motoriza todo conocimiento en sentido
amplio y el
pensador, imbuido de ese gozo intelectual, tiene la responsabilidad inherente
de compartir su comprensión y, estimular la reflexión de este logro de la selección natural y cultural.
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