¨ LO QUE EL OJO NO VE, EL CEREBRO SI LO SABE¨
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La conciencia
es un “Opcional” para la vida, al que
algunos pueden acceder. Se puede vivir sin conciencia, pero no sin los procesos
no conscientes. Hace centurias, genios apelando a su imaginación y sin dejar
pasar detalles aparentemente poco importantes, sentaron las bases de los
modernos estudios de las neurociencias. Vivir sin conciencia, en un
sentido biológico, sí es posible , pero implica una existencia
muy limitada y profundamente distinta de lo que normalmente entendemos como
"vivir", porque la conciencia es la base de nuestra experiencia del
"yo" y del mundo que nos rodea. Es a través de la conciencia que
sentimos emociones, tenemos pensamientos y construimos una narrativa personal.
Aunque se pueda vivir sin esta experiencia en un sentido puramente biológico,
se perdería una dimensión fundamental de lo que significa ser humano. Todas las
funciones del subconsciente son independientes del razonamiento y, siempre está trabajando de día y de noche en
el manejo de todas las funciones de nuestro organismo, el desafío es saberlo y
poder programar dentro de lo posible su
uso y , si en algún momento deja de funcionar, hay que solicitar los servicios
de la funeraria.
En lo cotidiano nuestro
sistema sensorial envía al cerebro once millones de bits de información por
segundo, pero solo procesamos conscientemente entre dieciséis y cincuenta bits
por segundo. Esta incluye no solo funciones mentales como la percepción
automática, la memoria implícita o la atención subconsciente, sino también
todos los procesos fisiológicos que permiten sostener la vida: respiración,
ritmo cardíaco, digestión, regulación térmica, entre muchos otros. Este
funcionamiento silencioso es imprescindible e inseparable del
lenguaje-pensamiento, la metáfora del tempano es muy explicita, el 95%
de la información sensorial se maneja de forma subconsciente, una
característica evolutiva. Nuestro cerebro ha desarrollado mecanismos para
filtrar y priorizar la información más relevante para la supervivencia,
permitiéndonos tomar decisiones rápidas sin sobrecargarnos con detalles
innecesarios, esencial para navegar en
un mundo complejo y cambiante. En definitiva, aunque nuestra capacidad
consciente de procesamiento es limitada, esta restricción ha sido fundamental
para nuestra adaptación y supervivencia, permitiéndonos enfocarnos en lo esencial
y responder eficazmente a nuestro entorno.
S. Dehaene nos ofrece otra metáfora
para visualizar la relación dialéctica cibernética entre conciencia y procesos
no conscientes: en el sótano habita la actividad no consciente; allí trabaja
de manera febril, agobiante, permanente, y con alto costo energético. En la
superficie de la “mente” está la conciencia, nuestro comité ejecutivo, el que
toma decisiones, a un costo energético basal que, cuando nos esforzamos en
pensar, solo implica un incremento de un 1%. (Ver red neuronal por defecto,
RDN).
El sistema visual ha habilitado a las neurociencias
una forma para saber cómo en nuestra mente están trabajando estas dos formas, subconsciente
y la consciente de manera asociada o
separada. ¨ ofertando una ventana
por la que podemos asomarnos a un vastedad de procesos ocultos. El cerebro está
constantemente calculando, prediciendo y actuando
en base a estímulos que nunca llegan a nuestra experiencia consciente. Como ejemplo real; una persona caminaba por
una habitación llena de obstáculos sin poder ver, no porque esté ciega en el sentido tradicional
sino porque su cerebro —o al menos la parte encargada de “ver” conscientemente—
estaba dañada, sin embargo, esquivaba mesas, sillas y cajas como si los viera.
¿Cómo es
posible? El protagonista había sufrido dos accidentes
cerebrovasculares, uno en el lóbulo occipital izquierdo y luego otro en el
derecho, afectando las áreas primarias del sistema visual. Lo sorprendente era
que él insistía: “yo no veo nada”.
Este fenómeno se llama ¨visión
ciega¨, revela que el cerebro puede procesar información visual sin que
seamos conscientes de ello, la persona no ve conscientemente, pero responde a
estímulos visuales. Es decir, existe una parte de nosotros que ¨ve¨ sin que lo
sepamos. ¿Cómo se explica esto? Resulta que el sistema visual tiene más de una
vía. La ruta más conocida —la que nos permite ver y darnos cuenta de lo que
vemos— pasa por la corteza visual primaria, en el lóbulo occipital. Otra patología
poco frecuente de este tipo, aunque diferente es la prosopagnosia ,ceguera facial, por daño en el área fusiforme facial la persona no
reconoce rostros. Oliver Sacks escribió una serie de libros con casos raros y
con nombres apropiados como ¨El hombre que
confundió su mujer con un sombrero¨ era un neurólogo que padecía ceguera facial.
Este tipo de descubrimiento
y otros empezaron a surgir con fuerza durante la Primera Guerra Mundial.
Curiosamente relacionado de los cascos británicos, que no protegían la parte
trasera de la cabeza. Muchos soldados fueron heridos en el lóbulo occipital, y
eso permitió a los médicos observar cómo se perdían ciertas funciones visuales
sin afectar otras. Fue un momento clave para empezar a entender cómo ve el
cerebro.
Conclusión La visión
ciega es una ventana hacia los misterios de la mente. Nos recuerda que la
conciencia no lo es todo. Hay procesos silenciosos, invisibles, que están
trabajando todo el tiempo y, que a
veces, lo más importante no es lo que vemos, sino lo que el cerebro
decide no contarnos. Múltiples operaciones se desarrollan de forma no
consciente, la información que llega es comprimida,
reducida, procesada y evaluada, sino
no podríamos soportar su ingreso incesante, esta tarea casi terapéutica,
posteriormente quedará a disposición de la conciencia, la que tendrá la tarea
de seleccionar la muestra más probable
y, cuando se llega a acordar es por aplicar aquello de S. Holmes; ¨si
se ha eliminado lo imposible, lo que quede, por improbable que sea, debe ser la
verdad``
Adenda: Diferencia entre mirar y ver desde la psicología de la percepción; mirar es un proceso
fisiológico, ver implica procesamiento,
selección de estímulos, atención y significado. ¨No siempre vemos lo que
miramos¨.
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