jueves, mayo 01, 2025

¿LA CONCIENCIA ¿PARA QUÉ SIRVE?




¨ LO QUE EL OJO NO VE, EL CEREBRO SI LO SABE¨

 

 

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Casco alemán 1ra guerra                            Casco ingles 1ra guerra

 

La conciencia es un  “Opcional” para la vida, al que algunos pueden acceder. Se puede vivir sin conciencia, pero no sin los procesos no conscientes. Hace centurias, genios apelando a su imaginación y sin dejar pasar detalles aparentemente poco importantes, sentaron las bases de los modernos estudios de las neurociencias. Vivir sin conciencia, en un sentido biológico, sí es posible , pero implica una existencia muy limitada y profundamente distinta de lo que normalmente entendemos como "vivir", porque la conciencia es la base de nuestra experiencia del "yo" y del mundo que nos rodea. Es a través de la conciencia que sentimos emociones, tenemos pensamientos y construimos una narrativa personal. Aunque se pueda vivir sin esta experiencia en un sentido puramente biológico, se perdería una dimensión fundamental de lo que significa ser humano. Todas las funciones del subconsciente son independientes del razonamiento y,  siempre está trabajando de día y de noche en el manejo de todas las funciones de nuestro organismo, el desafío es saberlo y poder programar dentro de  lo posible su uso y , si en algún momento deja de funcionar, hay que solicitar los servicios de la funeraria.

En lo cotidiano nuestro sistema sensorial envía al cerebro once millones de bits de información por segundo, pero solo procesamos conscientemente entre dieciséis y cincuenta bits por segundo. Esta incluye no solo funciones mentales como la percepción automática, la memoria implícita o la atención subconsciente, sino también todos los procesos fisiológicos que permiten sostener la vida: respiración, ritmo cardíaco, digestión, regulación térmica, entre muchos otros. Este funcionamiento silencioso es imprescindible e inseparable del lenguaje-pensamiento,  la metáfora del tempano es muy explicita, el 95% de la información sensorial se maneja de forma subconsciente, una característica evolutiva. Nuestro cerebro ha desarrollado mecanismos para filtrar y priorizar la información más relevante para la supervivencia, permitiéndonos tomar decisiones rápidas sin sobrecargarnos con detalles innecesarios,  esencial para navegar en un mundo complejo y cambiante.​ En definitiva, aunque nuestra capacidad consciente de procesamiento es limitada, esta restricción ha sido fundamental para nuestra adaptación y supervivencia, permitiéndonos enfocarnos en lo esencial y responder eficazmente a nuestro entorno.​

S. Dehaene nos ofrece otra metáfora para visualizar la relación dialéctica cibernética entre conciencia y procesos no conscientes: en el sótano habita la actividad no consciente; allí trabaja de manera febril, agobiante, permanente, y con alto costo energético. En la superficie de la “mente” está la conciencia, nuestro comité ejecutivo, el que toma decisiones, a un costo energético basal que, cuando nos esforzamos en pensar, solo implica un incremento de un 1%. (Ver red neuronal por defecto, RDN).

El sistema visual ha habilitado a las neurociencias una forma para saber cómo en nuestra mente están trabajando estas dos formas, subconsciente  y la consciente de manera asociada o separada. ¨ ofertando una ventana por la que podemos asomarnos a un vastedad de procesos ocultos. El cerebro está constantemente  calculando, prediciendo y actuando en base a estímulos que nunca llegan a nuestra experiencia consciente.  Como ejemplo real; una persona caminaba por una habitación llena de obstáculos sin poder ver,  no porque esté ciega en el sentido tradicional sino porque su cerebro —o al menos la parte encargada de “ver” conscientemente— estaba dañada, sin embargo, esquivaba mesas, sillas y cajas como si los viera.

¿Cómo es posible? El protagonista había sufrido dos accidentes cerebrovasculares, uno en el lóbulo occipital izquierdo y luego otro en el derecho, afectando las áreas primarias del sistema visual. Lo sorprendente era que él insistía: “yo no veo nada”.

Este fenómeno se llama ¨visión ciega¨, revela que el cerebro puede procesar información visual sin que seamos conscientes de ello, la persona no ve conscientemente, pero responde a estímulos visuales. Es decir, existe una parte de nosotros que ¨ve¨ sin que lo sepamos. ¿Cómo se explica esto? Resulta que el sistema visual tiene más de una vía. La ruta más conocida —la que nos permite ver y darnos cuenta de lo que vemos— pasa por la corteza visual primaria, en el lóbulo occipital. Otra patología poco frecuente de este tipo, aunque diferente es  la prosopagnosia ,ceguera facial,  por  daño en el área fusiforme facial la persona no reconoce rostros. Oliver Sacks escribió una serie de libros con casos raros y con nombres apropiados  como ¨El hombre que confundió su mujer con un sombrero¨ era un neurólogo  que padecía ceguera facial.

Este tipo de descubrimiento y otros empezaron a surgir con fuerza durante la Primera Guerra Mundial. Curiosamente relacionado de los cascos británicos, que no protegían la parte trasera de la cabeza. Muchos soldados fueron heridos en el lóbulo occipital, y eso permitió a los médicos observar cómo se perdían ciertas funciones visuales sin afectar otras. Fue un momento clave para empezar a entender cómo ve el cerebro.

Conclusión  La visión ciega es una ventana hacia los misterios de la mente. Nos recuerda que la conciencia no lo es todo. Hay procesos silenciosos, invisibles, que están trabajando  todo el tiempo y, que a veces, lo más importante no es lo que vemos, sino lo que el cerebro decide no contarnos. Múltiples operaciones se desarrollan de forma no consciente, la información que llega es comprimida, reducida, procesada  y evaluada, sino no podríamos soportar su ingreso incesante, esta tarea casi terapéutica, posteriormente quedará a disposición de la conciencia, la que tendrá la tarea de  seleccionar la muestra más probable y, cuando se llega a acordar es por aplicar aquello de S. Holmes; ¨si se ha eliminado lo imposible, lo que quede, por improbable que sea, debe ser la verdad``                

Adenda: Diferencia entre mirar y ver desde la psicología de la percepción; mirar es un proceso fisiológico, ver  implica procesamiento, selección de estímulos, atención y significado. ¨No siempre vemos lo que miramos¨.

 

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