miércoles, octubre 01, 2025


  

Sesgos, Probabilidad y la Ilusión de la Suerte


Esa noche, la charla giró en torno a una pregunta que todos, en algún momento, nos hacemos: ¿Qué es preferible, el error por acción o el error por omisión? Esta dicotomía atraviesa decisiones médicas, tácticas deportivas y situaciones cotidianas, y revela cómo nuestros sesgos cognitivos interactúan con las leyes de la probabilidad. En esa intersección, surge la creencia popular en la “suerte”, un concepto que la racionalidad intenta desmantelar.

Sesgos: acción y omisión

Escenario 1: Partido de fútbol

Miguel nos recordó que la efectividad de Messi en penales supera el 78 %. Luis, por su parte, calculó los metros cuadrados del arco. Rara vez el arquero se queda quieto en el centro: según Michel Bar-Eli, investigador israelí, es más vergonzoso quedarse inmóvil que tirarse al lado equivocado. ¡Nadie aplaude a quien no hace nada!

Foto: Raúl Gudino, portero de México súb-17, para un penalti al brasileño Mosquito. (Efe)

Willy Botello mencionó a un arquero alemán que llevaba estadísticas detalladas y decidía a quién enfrentaba según esos datos. Esto nos hace notar que, a veces, incluso hoy, la acción irreflexiva es preferida a la espera, vinculándose con los errores tipo I o falsos positivos: actuar y equivocarse, aunque la acción no fuera necesaria.

Decido no decidir

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Por contraste, el sesgo de omisión aparece cuando el arquero se queda quieto en el centro y la pelota entra por la esquina. Este error se percibe como inacción, un falso negativo, y se juzga de manera más indulgente que la acción equivocada.

Escenario 2: Persona en la selva

Sesgo de acción: Reaccionar ante un ruido entre la espesura —escapando— aunque solo sea el viento. El peligro no existía, pero su acción equivocada queda registrada como error de tipo I o falso positivo.

Sesgo de omisión: No actuar cuando el peligro es real. Omitir la reacción necesaria puede tener consecuencias fatales, un falso negativo o error de tipo II.

Aquí se evidencia algo crucial: los errores no dependen únicamente de la acción o la omisión, sino del contexto. Lo que es prudente en un escenario puede ser desastroso en otro. Nuestro cerebro aprendió a preferir acción o inacción según la costumbre social, la presión del entorno y la supervivencia.

Algo sobre la probabilidad

Gerolamo Cardano, médico del siglo XIV, nos legó la base matemática de la incertidumbre con su Ley del espacio muestral. Gracias a ella podemos aproximarnos a problemas que, de otra manera, serían confusos.

¿Es posible predecir de qué lado caerá una moneda?

Un ejemplo más cotidiano es tirar una moneda. Miguel nos contó un experimento donde, colocando la moneda con cara o cruz hacia arriba, existía una ligera diferencia de 51 %, mostrando un pequeño determinismo incluso en lo aparentemente aleatorio.

Si tiramos una moneda o un dado, el espacio muestral es de 2 o 6 respectivamente, pero la probabilidad de que salgan dos caras al tirar ¨dos¨ veces la moneda es de ½ x ½ = ¼ y el espacio muestral es: cara-cara, cara-cruz, cruz cara, cruz-cruz. Cara-cara es uno de cuatro. La regla es; cuando los sucesos son independientes se multiplican. Un ejemplo más; si tiramos cinco veces para que salgan todas caras, la probabilidad es ½ elevado a la 5ta, es decir 1/32. Este concepto de independencia es muy importante. (Ver caso de Sally Clark)

 

N.N. Talev relata que a un ficticio ingeniero John le preguntan, ¿Si 99 veces salió cara que probabilidad hay de que en la próxima tirada salga cara? Responde, el 50 %. El ficticio Tony el Gordo , dice no más del 1%, la moneda tiene que ser tendenciosa. El relato es más largo y recomendable, sugiero leerlo en el capítulo del libro: El Cisne Negro ¨La Falacia Lúdica o la Incertidumbre del Estudioso obsesivo¨.

 

Casinos, Blackjack y Bayes

Blackjack reglas básicas: tutorial paso a paso

En los casinos, la probabilidad condicional y el razonamiento bayesiano cobran sentido sobre todo en el Blackjack, porque se juega con un mazo finito de cartas. Cada carta que se reparte cambia la composición del mazo, y por lo tanto la probabilidad de que salga cada carta en la siguiente mano. Los jugadores que cuentan cartas no predicen el azar absoluto; actualizan sus decisiones según la información disponible, aplicando un principio esencial del teorema de Bayes: modificar la creencia inicial en función de nueva evidencia.

En cambio, en juegos como la ruleta o las tragamonedas, cada tirada es independiente: los resultados pasados no alteran la probabilidad futura, por lo que no hay forma de aplicar razonamiento bayesiano. Oscar resumió la sensación popular: “Cuando alguien está ganando, la gente lo sigue. ¡Está con suerte!” —aunque, desde el punto de vista probabilístico, es solo percepción humana, sesgo cognitivo e ilusión de patrón

¿Existe la suerte?

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Cacho preguntó directamente: “¿Existe la suerte?”

Según Aristóteles, la suerte es una causa accidental, fortuita e indeterminada, que escapa a la inteligencia humana. La calificación de “buena” o “mala” depende únicamente del resultado.

El racionalista, aplicando las leyes de probabilidad, acepta lo aleatorio como parte del mundo, mientras que el supersticioso recurre a la falacia post hoc ergo propter hoc, atribuyendo causalidad a coincidencias. Ya sea un trébol de cuatro hojas, un gato negro o una cábala personal, la ilusión de la suerte nos hace sentir que tenemos control sobre lo incontrolable.

Benteveo Común Cantando Sonido para Llamar El Mejor - YouTube

 

 

Conclusión

Lo que concluimos esa noche es que fallar por acción o por omisión no es un asunto de moralidad, sino de contexto, probabilidad y percepción. La mente humana busca patrones, intenta predecir lo impredecible y, al hacerlo, inventa la suerte. Comprender nuestros sesgos y las leyes de la probabilidad nos permite actuar con mayor conciencia, aunque siempre habrá espacio para lo inesperado.