El cuestionamiento de que nuestra formación educativa de alguna manera
ha dejado cosas muy importantes sin tratar, no es desagradecimiento sino pensar en un nivel de carencia, que aun muchos, después
de años no han logrado esclarecer. En
este nivel metacognitivo me pareció apropiado recordar a la
pregunta como origen del conocimiento y una visión que incluye a Kipling ,
Bunge y Nonaka y Takeuchi. Rudyard Kipling convierte la curiosidad en una
fuerza evolutiva. Su pequeño protagonista, acosado por el impulso de preguntar,
desafía la inercia de su entorno.
En El hijo del elefante,
preguntando al cocodrilo y con la ayuda de la serpiente logro desarrollar
trompa , era muy preguntón nadie quería que pregunte no toleraban su necesidad
de saber. Sin embargo, al insistir, se expuso al peligro, es herido, y de esa
herida surge su transformación: la trompa, símbolo de un nuevo modo de ver y de
actuar en el mundo. Lo que en apariencia es un simple cuento infantil , como
tantos otros es, en realidad, una alegoría epistemológica.
Kipling nos recuerda que todo conocimiento genuino nace del riesgo de
preguntar, y que el precio del aprendizaje profundo es, siempre, una
forma de metamorfosis. A sus seis fieles servidores ,sumo con qué y para
qué. Milenios antes Sócrates lo pago caro
Mario Bunge, desde la
filosofía de la ciencia, eleva esa intuición al nivel de una epistemología
estructurada. Donde Kipling muestra el impulso vital del saber, Bunge
instala el método: la necesidad de que la curiosidad se traduzca en
hipótesis, contrastación y sistematización. La pregunta, en el marco bungeano,
deja de ser una exclamación ingenua y se convierte en un instrumento
racional. Pero el impulso sigue siendo el mismo: el deseo de comprender
lo que aún no sabemos, que es también el motor de toda ciencia y de toda
cultura viva.
Nonaka y Takeuchi, por su
parte, amplían el escenario: el conocimiento ya no es solo individual, sino colectivo,
tácito y dinámico. A través de su modelo SECI, muestran cómo las
organizaciones —y, por extensión, las comunidades educativas— pueden generar
saber cuándo logran convertir la experiencia en reflexión, y la reflexión en
práctica compartida. En este sentido, el elefantito de Kipling podría verse
como el primer innovador organizacional: alguien que transforma una vivencia en
un saber útil para todos. Lo epistemológico se vuelve así una ecología
del conocimiento, donde la pregunta inicial se propaga y desarrolla otros
modos de comprender.
Y, sin embargo —y aquí surge
la paradoja—, el sistema educativo, salvo honrosas excepciones, sigue
castigando al hijo del elefante. La pregunta no es cultivada, sino
reprimida; la curiosidad, domesticada en nombre de la eficiencia o del
programa. Incluso en el nivel universitario,
predomina una pedagogía de la respuesta antes que una cultura de la
indagación. Señalarlo no es un gesto de ingratitud hacia los docentes ni
una negación del esfuerzo institucional: es la expresión de una carencia
subsanable, un llamado a recuperar lo que constituye la raíz misma del
aprender.
Porque educar no es solo
transmitir respuestas, sino enseñar a sostener preguntas. Como vimos Kipling
lo intuyó desde la ficción; Bunge lo formalizó desde la filosofía; Nonaka y
Takeuchi lo demostraron en la praxis colectiva. Tal vez haya llegado el momento
de escucharlos juntos, y de recordar que la evolución del pensamiento
comienza siempre con una pregunta.
En base a
estas ideas solicite al Cumpa digital una tabla comparativa sobre metacognición
y epistemología en sistemas educativos de distintos países:
|
País / Región |
Enfoque metacognitivo |
Epistemología explícita |
Nivel de integración (bajo-medio-alto) |
Observaciones |
|
Finlandia |
Alta integración desde primaria: reflexión sobre cómo se aprende,
proyectos interdisciplinarios. |
Sí, desde filosofía y ciencias naturales. |
🔹 Muy alto |
La “autonomía cognitiva” es un objetivo curricular. |
|
Japón |
Metacognición ligada a la práctica (kaizen, mejora continua). |
Parcial: se aborda implícitamente en ciencias. |
🔹 Alto |
La reflexión sobre el error es valor educativo. |
|
Singapur |
Enseñanza explícita de estrategias metacognitivas en matemáticas y
ciencias. |
No formal, pero con enfoque en pensamiento crítico. |
🔹 Alto |
Promueven “self-directed learning” desde primaria. |
|
Canadá |
Enfoque reflexivo en lectura y escritura; programas de “thinking
skills”. |
Parcial. |
🔹 Medio-alto |
Fuerte vínculo entre metacognición y ciudadanía. |
|
Argentina / Latinoamérica en general |
Se menciona la metacognición en planes, pero rara vez se enseña
explícitamente. |
No se enseña epistemología hasta nivel universitario, y de modo
fragmentario. |
🔸 Bajo |
Predomina la transmisión de contenidos, no la reflexión sobre el
aprendizaje. |
|
EE.UU. |
Variable según estado. Presente en educación temprana y gifted
programs. |
Parcial y pragmática. |
🔹 Medio |
El “metacognitive instruction” existe, pero no es universal. |
EPILOGO
El déficit epistemológico
y metacognitivo es global, pero en América Latina tiene raíces estructurales: se privilegió el qué se enseña sobre cómo se aprende y con
qué sentido.
La inclusión de los “ocho fieles servidores”
en la enseñanza temprana sería una forma de revolución silenciosa —la
de la epistemología encarnada en la pedagogía.
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