¿DE QUÉ HABLAMOS NOSOTROS?
¨La zorra sabe muchas cosas, pero el erizo
sabe una importante¨. Arquíloco.
Tiempo atrás Cacho nos había preguntado acerca de lo que habla la gente
cuando se reúne, eso me motivó a indagar respecto al tema, y recordar lo leído acerca
de la importancia del chismorreo una visión interesante que propone en la
introducción de su libro; Pensar rapido Pensar despacio¨ D. Kaheman.
En un momento , siguiendo el hilo de la pregunta de Cacho le pregunte a uno
de los laboristas de café: ¿De qué hablamos nosotros? Su primera respuesta fue que somos monotemáticos,
pero repensó la idea, y por WhatsApp me aseguro de que hablamos de
superficialidades, sea música, cultura, teatro, pintura, escultura, filosofía,
literatura, matemáticas, deportes, sociología, automovilismo, arquitectura,
religión, etc. Pero que también a veces profundizamos.
Estoy de acuerdo , porque en algunos temas tratamos de bucear en
profundidad, sobre todo aquellos que más nos interesan, como lo demuestran los
reingresos de esos temas en nuestras conversaciones, muchas veces de manera
intempestiva, porque no a todos les interesa y nos oyen seguramente sin
escuchar.
Recordé el ensayo de Isaiah
Berlin sobre el erizo y el zorro, inspirado en Arquíloco. Allí el mundo se
divide en dos tipos de pensadores: los erizos, que reducen toda la
complejidad del mundo a una gran idea central, y los zorros, que se
mueven entre la diversidad sin poder ni querer reducirla a un único principio, son
incapaces de reducir el mundo a una sola idea y están constantemente moviéndose
entre una inmensa variedad de ideas y de experiencias.
Esopo fabúla diciendo que el zorro
representa lo negativo y el erizo lo positivo y cuando entre ellos hablan de lo
que harían en caso de que vinieran cazadores, el zorro se jacta de tener muchas
artimañas para poder escapar; el gato reconoce tener solo una. Llegan los cazadores y el erizo lleva a cabo
su única táctica subiéndose a un árbol, mientras que el zorro, que no sabe por
cuál decirse, es capturado por los sabuesos. Su moraleja ¡No olvides que un poco de
sentido común es mejor que muchos trucos solapados!
Para Berlin el interés no es
decidir quién es mejor, sino comprender estilos de pensamiento. El erizo tiene
la fuerza de la coherencia, aunque corre el riesgo del dogmatismo. El zorro
abraza la multiplicidad, aunque a veces se pierde en ella.
Berlin dice que Tolstói quería ser un erizo, pero no podía dejar de ser un zorro.
Esa tensión explica en gran parte la potencia y la angustia de su obra. Cada
uno recordara algún ejemplo. El gurú de los negocios James C. Collins dice que
para triunfar hay que tener mentalidad de erizo, con un único objetivo, el
éxito. Los erizos rebosan de certezas, dejando así pocos cabos sueltos. Los
zorros están abiertos a la incertidumbre.
En síntesis
Berlin con Arquiloco no usa la metáfora fabulada en tono moralizante, sino
analítico. Para él, el erizo y el zorro son dos estilos de pensamiento.
Esopo el gran fabulador , plantea un juicio moral y práctico. En esta visión, ni
el erizo ni el zorro es “mejor”: ambos tienen ventajas y riesgos. El erizo
puede caer en el dogmatismo; el zorro, en la dispersión sin rumbo
El contraste:
Berlin nos invita a reconocer
nuestra forma de pensar ¿Soy de un solo
principio o de muchos?
Esopo nos advierte sobre cómo actuar ante lo concreto: no sirve de nada tener mil planes si no hay decisión y
claridad.
Conclusión
¿De qué hablamos nosotros? De todo, de nada, de lo que surge. Pero, sobre todo, hablamos para no
dejar de pensar. Al escucharnos en el café, creo que nos movemos entre esos
polos. Somos más bien zorros, saltando de un tema a otro: desde el
fútbol a la filosofía, desde un cuadro a una jugada de ajedrez, desde un libro
a un rumor. Pero en medio de tanta dispersión buscamos un erizo interno,
un hilo conductor que nos dé sentido, aunque sea momentáneo. Y quizá esa
tensión —la del zorro curioso que necesita a veces la claridad del erizo— es lo
que mantiene vivas nuestras conversaciones.
Esopo nos advierte sobre cómo actuar; Berlin nos invita a reconocer cómo
pensamos. Y nosotros, en el café, navegamos entre esas dos aguas.
¨En definitiva, creo que somos “zorros que buscan un erizo interno”.
Y eso nos salva tanto de la dispersión como del dogmatismo¨.
No hay comentarios:
Publicar un comentario