jueves, octubre 02, 2025

¿DE QUÉ HABLAMOS NOSOTROS?


 

¿DE QUÉ HABLAMOS NOSOTROS?

 

¨La zorra sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una importante¨. Arquíloco.


 

Tiempo atrás Cacho nos había preguntado acerca de lo que habla la gente cuando se reúne, eso me motivó a indagar  respecto al tema, y recordar lo leído acerca de la importancia del chismorreo una visión interesante que propone en la introducción de su libro; Pensar rapido Pensar despacio¨  D. Kaheman.

 

En un momento , siguiendo el hilo de la pregunta de Cacho le pregunte a uno de los laboristas de café: ¿De qué hablamos nosotros?  Su primera respuesta fue que somos monotemáticos, pero repensó la idea, y por WhatsApp me aseguro de que hablamos de superficialidades, sea música, cultura, teatro, pintura, escultura, filosofía, literatura, matemáticas, deportes, sociología, automovilismo, arquitectura, religión, etc. Pero que también a veces profundizamos.

 

Estoy de acuerdo , porque en algunos temas tratamos de bucear en profundidad, sobre todo aquellos que más nos interesan, como lo demuestran los reingresos de esos temas en nuestras conversaciones, muchas veces de manera intempestiva, porque no a todos les interesa y nos oyen seguramente sin escuchar.

 

Recordé el ensayo de Isaiah Berlin sobre el erizo y el zorro, inspirado en Arquíloco. Allí el mundo se divide en dos tipos de pensadores: los erizos, que reducen toda la complejidad del mundo a una gran idea central, y los zorros, que se mueven entre la diversidad sin poder ni querer reducirla a un único principio, son incapaces de reducir el mundo a una sola idea y están constantemente moviéndose entre una inmensa variedad de ideas y de experiencias.

Esopo  fabúla diciendo que el zorro representa lo negativo y el erizo lo positivo y cuando entre ellos hablan de lo que harían en caso de que vinieran cazadores, el zorro se jacta de tener muchas artimañas para poder escapar; el gato reconoce tener solo una.  Llegan los cazadores y el erizo lleva a cabo su única táctica subiéndose a un árbol, mientras que el zorro, que no sabe por cuál decirse, es capturado por los sabuesos. Su  moraleja ¡No olvides que un poco de sentido común es mejor que muchos trucos solapados!

Para Berlin el interés no es decidir quién es mejor, sino comprender estilos de pensamiento. El erizo tiene la fuerza de la coherencia, aunque corre el riesgo del dogmatismo. El zorro abraza la multiplicidad, aunque a veces se pierde en ella.

Si buscamos algunos  ejemplos demostrativos, aunque no únicos, todo se vuelve más nítido. Platón, Hegel o Nietzsche son erizos: todo su pensamiento gira alrededor de un eje único. Aristóteles, Shakespeare o Montaigne, en cambio, son zorros: su riqueza está en mirar desde todos los ángulos posibles. Y en medio aparece Tolstói, que escapa a la dicotomía atrapado en su propio dilema:  Es un zorro: en Guerra y Paz despliega personajes, perspectivas, episodios, la vida como caos y multiplicidad. Como pensador moral, es un erizo: busca principios absolutos, la verdad moral simple, la unidad bajo Dios o la ley de la conciencia.

Berlin dice que Tolstói quería ser un erizo, pero no podía dejar de ser un zorro. Esa tensión explica en gran parte la potencia y la angustia de su obra. Cada uno recordara algún ejemplo. El gurú de los negocios James C. Collins dice que para triunfar hay que tener mentalidad de erizo, con un único objetivo, el éxito. Los erizos rebosan de certezas, dejando así pocos cabos sueltos. Los zorros están abiertos a la incertidumbre.

 

En síntesis

Berlin con Arquiloco no usa la metáfora fabulada en tono moralizante, sino analítico. Para él, el erizo y el zorro son dos estilos de pensamiento.

 

Esopo el gran fabulador , plantea un juicio moral y práctico.  En esta visión, ni el erizo ni el zorro es “mejor”: ambos tienen ventajas y riesgos. El erizo puede caer en el dogmatismo; el zorro, en la dispersión sin rumbo

 

El contraste:

Berlin nos invita a reconocer nuestra forma de pensar ¿Soy de un solo principio o de muchos?

Esopo nos advierte sobre cómo actuar ante lo concreto: no sirve de nada tener mil planes si no hay decisión y claridad.

Conclusión

¿De qué hablamos nosotros? De todo, de nada, de lo que surge. Pero, sobre todo, hablamos para no dejar de pensar. Al escucharnos en el café, creo que nos movemos entre esos polos. Somos más bien zorros, saltando de un tema a otro: desde el fútbol a la filosofía, desde un cuadro a una jugada de ajedrez, desde un libro a un rumor. Pero en medio de tanta dispersión buscamos un erizo interno, un hilo conductor que nos dé sentido, aunque sea momentáneo. Y quizá esa tensión —la del zorro curioso que necesita a veces la claridad del erizo— es lo que mantiene vivas nuestras conversaciones.

Esopo nos advierte sobre cómo actuar; Berlin nos invita a reconocer cómo pensamos. Y nosotros, en el café, navegamos entre esas dos aguas.

¨En definitiva, creo que somos “zorros que buscan un erizo interno”. Y eso nos salva tanto de la dispersión como del dogmatismo¨.

 

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