jueves, octubre 30, 2025

 

TARDE DE CAFÉ CON EMOCIONES

Diagrama, Forma, Círculo

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Al salir de lo de Marta 29 10 25 Miguel nos dijo, ¨hubo un torbellino de ideas¨. En realidad, se trataron  muchos temas que sin embargo tenían un hilo de conexión.  En un momento sonó el celular de Carlos un gallo que alarma al más precavido vino bien porque todo giró  acerca de las emociones y, lo del gallo fue oportuno.

Recordamos a U Eco y su libro El Nombre de la Rosa , que en un pasaje se habla de la risa como peligrosa , Miguel tomo la risa como disparador y  nos hizo una pregunta muy simplificada , ¨no simple¨  “¿Río porque estoy feliz o estoy feliz porque río?”

Las opiniones fueron diversas y  me llevo a Candace Pert y las moléculas  de las emociones, lo que pregunto  es una paradoja de causalidad invertida, con raíces  filosóficas como científicas. Hace décadas el querido y recordado Oscar nos había comentado el poner un lápiz en la comisura produce una sonrisa que ¨da felicidad¨. Hay estudios donde sostener una sonrisa durante unos minutos aumenta el estado de ánimo positivo, aunque haya sido inducida artificialmente.

Esto tiene que ver con  William James (filósofo y psicólogo estadounidense) y Carl Lange (fisiólogo danés) quienes propusieron, a fines del siglo XIX, la teoría James–Lange de la emoción. Según ellos, no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos. Es decir: que desde esta visión primero ocurre la reacción corporal, y luego la mente interpreta esa reacción como emoción.

Un ejemplo más explicito; Veo una serpiente. Mi cuerpo reacciona: aumento del pulso, tensión muscular. Siento miedo al notar mi propio estado corporal.

Pero en términos neurofisiológicos: Hoy sabemos que la relación es bidireccional. El cerebro y el cuerpo forman un circuito de retroalimentación constante. Las expresiones faciales y los gestos corporales pueden modular la emoción (como mostró Paul Ekman al estudiar las microexpresiones).

La pregunta de Miguel también puede leerse como una paradoja del orden del ser y el aparecer. ¿La alegría “produce” la risa o la risa “revela” la alegría? Quizás ambas cosas sean verdaderas al mismo tiempo: la risa es la forma visible de la alegría, y la alegría es la forma invisible de la risa. La emoción y su expresión se co-crean. El ser (felicidad) y el aparecer (risa) se engendran mutuamente. La emoción interior y su expresión corporal no están en relación causal lineal, sino en relación circular. Cada una da sentido y existencia a la otra.

Candace Pert, es una neurocientífica fundamental para entender la unidad cuerpo-mente desde la bioquímica de las emociones. Descubrió que las emociones no están sólo en el cerebro, sino que se distribuyen químicamente por todo el cuerpo a través de péptidos y receptores (por ejemplo, endorfinas, encefalinas, neuropéptidos). Su idea central fue que cada emoción es un patrón bioquímico que circula y conecta el cerebro, el sistema inmune y el sistema endocrino.

“Las emociones son la manifestación física de la conciencia.”
—Candace Pert, Molecules of Emotion (1997)

Así, el cuerpo piensa y siente: no como metáfora, sino literalmente, mediante comunicación molecular.

La risa y la felicidad como ciclo químico

Cuando reímos, nuestro cuerpo libera endorfinas, dopamina y oxitocina, sustancias que generan bienestar, reducen el estrés y aumentan la sensación de conexión. Por eso, la acción de reír puede inducir felicidad, aunque la causa original no haya sido una emoción previa. Esto coincide con James–Lange, pero Pert aporta la base molecular: la risa no sólo expresa la emoción, la produce químicamente, donde el cuerpo y mente son un mismo circuito donde no hay una dirección única (de la mente al cuerpo o del cuerpo a la mente) sino  un sistema de retroalimentación continua: Los pensamientos generan péptidos. Los péptidos influyen en las emociones. Las emociones modifican los pensamientos.

En ese sentido, río porque estoy feliz y estoy feliz porque río son dos mitades del mismo bucle: la experiencia emocional se autogenera entre el gesto, la química y la conciencia.

 

La visión integradora

La  pregunta de Miguel desde Pert, no tiene que resolverse eligiendo un lado. Más bien se transforma en una tautología viva: La emoción y su expresión son un mismo proceso que se pliega sobre sí mismo, como una sonrisa que se reconoce en el espejo del cuerpo. El aporte de Pert va más allá de la fisiología: es una revolución epistemológica.


Hasta entonces, el pensamiento occidental había separado el cuerpo de la mente, el sentimiento de la razón. Pert mostró que esa frontera es artificial: el cuerpo también piensa, y la mente también se encarna. Cada célula, decía, tiene receptores que “escuchan” el estado emocional del organismo. Las emociones son, en su visión, el puente entre lo físico y lo consciente, el idioma que traduce moléculas en experiencia. Así, la risa no es un mero reflejo muscular: es un acto cognitivo, una forma de inteligencia corporal. Cuando reímos, el cuerpo realiza una afirmación silenciosa: “Estoy vivo, estoy aquí, y puedo transformar mi química en alegría”.

¿Río porque estoy feliz o estoy feliz porque río?, desde Candace Pert tiene  una respuesta clara: ambas cosas son verdad al mismo tiempo. El cuerpo y la mente forman un circuito cerrado, un bucle de retroalimentación donde cada gesto modifica al otro. Pensar una emoción la refuerza. Actuar una emoción la despierta. Sentir una emoción la encarna. Por eso la risa puede nacer sin motivo y, sin embargo, volverse motivo en sí misma. La acción corporal desencadena la química, y la química, la conciencia. Pert llamaba a esto la danza de las moléculas, y en esa danza cada sonrisa es un paso que el cuerpo da hacia su propio equilibrio.

 

 Epílogo: la sonrisa como conocimiento

Hay un tipo de sabiduría que no pasa por el pensamiento lógico sino por el tono del cuerpo, la respiración, la mirada. Reír no solo cambia el ánimo: reconecta los sistemas que nos constituyen.
Una carcajada es una forma de conocimiento: un instante en el que el cuerpo y la mente se reconocen como un solo ser. Quizás, al final, la risa sea la más simple de las tautologías vivientes: Río porque estoy feliz, y estoy feliz porque río. El cuerpo y la mente son dos modos de decir la misma verdad.

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