TARDE DE CAFÉ CON EMOCIONES
Al salir de lo de Marta 29
10 25 Miguel nos dijo, ¨hubo un torbellino de ideas¨. En realidad, se trataron  muchos temas que sin embargo tenían un hilo de
conexión.  En un momento sonó el celular
de Carlos un gallo que alarma al más precavido vino bien porque todo giró  acerca de las emociones y, lo del gallo fue
oportuno.
Recordamos a U Eco y su
libro El Nombre de la Rosa , que en un pasaje se habla de la risa como
peligrosa , Miguel tomo la risa como disparador y  nos hizo una pregunta muy simplificada , ¨no
simple¨  “¿Río porque estoy feliz o
estoy feliz porque río?” 
Las opiniones fueron
diversas y  me llevo a Candace Pert y las
moléculas  de las emociones, lo que
pregunto  es una paradoja de
causalidad invertida, con raíces  filosóficas como científicas. Hace décadas el querido
y recordado Oscar nos había comentado el poner un lápiz en la comisura produce
una sonrisa que ¨da felicidad¨. Hay estudios donde sostener una sonrisa
durante unos minutos aumenta el estado de ánimo positivo, aunque haya
sido inducida artificialmente. 
Esto tiene que ver con  William James
(filósofo y psicólogo estadounidense) y Carl Lange (fisiólogo danés) quienes
propusieron, a fines del siglo XIX, la teoría James–Lange de la emoción.
Según ellos, no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos
tristes porque lloramos. Es decir: que desde esta visión primero
ocurre la reacción corporal, y luego la mente interpreta esa reacción como
emoción.
Un ejemplo más explicito; Veo una serpiente. Mi cuerpo reacciona: aumento del pulso, tensión
muscular. Siento miedo al notar mi propio estado corporal.
Pero en términos neurofisiológicos: Hoy sabemos
que la relación es bidireccional. El cerebro y el cuerpo forman
un circuito de retroalimentación constante. Las expresiones faciales y
los gestos corporales pueden modular la emoción (como mostró Paul Ekman
al estudiar las microexpresiones).
La pregunta de Miguel también puede leerse como una paradoja
del orden del ser y el aparecer. ¿La alegría “produce” la risa o la risa
“revela” la alegría? Quizás ambas cosas sean verdaderas al mismo tiempo: la
risa es la forma visible de la alegría, y la alegría es la forma
invisible de la risa. La emoción y su expresión se co-crean. El ser (felicidad) y el
aparecer (risa) se engendran mutuamente. La emoción
interior y su expresión corporal no están en relación causal lineal,
sino en
relación circular. Cada una da sentido y existencia a la otra.
Candace
Pert, es una neurocientífica fundamental para
entender la unidad cuerpo-mente desde la bioquímica de las emociones. Descubrió
que las emociones no están sólo en el cerebro, sino que se
distribuyen químicamente por todo el cuerpo a través de péptidos y
receptores (por ejemplo, endorfinas, encefalinas, neuropéptidos). Su idea
central fue que cada emoción es un patrón bioquímico que circula y
conecta el cerebro, el sistema inmune y el sistema endocrino.
“Las
emociones son la manifestación física de la conciencia.”
—Candace Pert, Molecules of Emotion (1997)
Así, el cuerpo piensa y siente:
no como metáfora, sino literalmente, mediante comunicación molecular.
La risa y
la felicidad como ciclo químico
Cuando reímos,
nuestro cuerpo libera endorfinas, dopamina y oxitocina,
sustancias que generan bienestar, reducen el estrés y aumentan la sensación de
conexión. Por eso, la acción de reír puede inducir felicidad, aunque la
causa original no haya sido una emoción previa. Esto coincide con James–Lange,
pero Pert aporta la base molecular: la risa no sólo expresa la emoción, la
produce químicamente, donde el cuerpo y mente son un mismo circuito donde
no hay una dirección única (de la mente al cuerpo o del cuerpo a la mente) sino
 un sistema de retroalimentación
continua: Los pensamientos generan péptidos. Los péptidos influyen
en las emociones. Las emociones modifican los pensamientos.
En ese sentido, río porque estoy feliz
y estoy feliz porque río son dos mitades del mismo bucle: la
experiencia emocional se autogenera entre el gesto, la química y la conciencia.
La visión
integradora
La  pregunta de Miguel desde Pert, no tiene que
resolverse eligiendo un lado. Más bien se transforma en una tautología viva:
La emoción y su expresión son un mismo proceso que se pliega sobre sí mismo,
como una sonrisa que se reconoce en el espejo del cuerpo. El aporte de Pert va
más allá de la fisiología: es una revolución epistemológica.
Hasta entonces, el pensamiento occidental había separado el cuerpo de la mente,
el sentimiento de la razón. Pert mostró que esa frontera es artificial: el
cuerpo también piensa, y la mente también se encarna. Cada
célula, decía, tiene receptores que “escuchan” el estado emocional del
organismo. Las emociones son, en su visión, el puente entre lo físico y lo
consciente, el idioma que traduce moléculas en experiencia. Así, la risa no
es un mero reflejo muscular: es un acto cognitivo, una forma de
inteligencia corporal. Cuando reímos, el cuerpo realiza una afirmación
silenciosa: “Estoy vivo, estoy aquí, y puedo transformar mi química en
alegría”.
¿Río porque estoy feliz o
estoy feliz porque río?, desde Candace Pert tiene  una respuesta clara: ambas cosas son verdad
al mismo tiempo. El cuerpo y la mente forman un circuito cerrado, un bucle
de retroalimentación donde cada gesto modifica al otro. Pensar una emoción la
refuerza. Actuar una emoción la despierta. Sentir una emoción la encarna. Por
eso la risa puede nacer sin motivo y, sin embargo, volverse motivo en sí misma.
La acción corporal desencadena la química, y la química, la conciencia. Pert
llamaba a esto la danza de las moléculas, y en esa danza cada sonrisa es un
paso que el cuerpo da hacia su propio equilibrio.
 Epílogo: la sonrisa como conocimiento
Hay un tipo de sabiduría que
no pasa por el pensamiento lógico sino por el tono del cuerpo, la respiración,
la mirada. Reír no solo cambia el ánimo: reconecta los sistemas que nos
constituyen.
Una carcajada es una forma de conocimiento: un instante en el que el cuerpo y
la mente se reconocen como un solo ser. Quizás, al final, la risa sea la más
simple de las tautologías vivientes: Río porque estoy feliz, y estoy feliz
porque río. El cuerpo y la mente son dos modos de decir la misma verdad.
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