martes, febrero 25, 2025

¿ESTÁ TU HACHA AFILADA?

 

 

                         POCOS ARBOLES, PERO UN FRONDOJO FOLLAJE

                 ¨Si tuviera que echar un árbol en 8 horas me pasaría 6 hs. afilando el hacha¨

                                                                                                                                             A Lincoln

Han pasado muchos años, desde que A. Lincoln expresara la metáfora, pero ella sigue siendo útil y hoy la vemos sustentada fuertemente en las neurociencias, la psicología cognitiva, la informática, ciencias que se han unido después de años de preparatoria y que nos están brindando la oportunidad de saber cómo pensamos y cómo podemos hacer para ponernos ¨filosos¨.

En realidad, no sé específicamente  a que se refería la metáfora del don Abrahán, pero como estas pueden ser multiusos, yo le asigno como significado el de considerar que, para aprender, es necesario aprender a aprender.  

Creo que no deben quedar dudas de que los contenidos que están a nuestra disposición son prácticamente ilimitados y que conforman un follaje muy tupido, fruto del entramado de las ramas de unos pocos árboles. En contraposición ante esta situación de los contenidos, las herramientas intelectuales que conforman nuestra capacidad de abstracción, tales como la mecánica inferencial, las distintas estrategias representacionales, el modelado, los metamodelos, la metacognicion, el metaaprendizaje, la metodología,  no son tantas. Esta síntesis no cierra otras posibilidades.

Las herramientas intelectuales son  nuestras  ¨piedras de afilar¨, y por lo tanto absolutamente necesarias si pretendemos ponernos ¨filosos¨, y ver si podemos con esos pocos árboles que los físicos hacen esfuerzos para  que sean solo uno.

El árbol de lo cotidiano fue plantado y regado por Don Isaac Newton, el árbol de lo muy veloz y lejano le pertenece a Don Albert Einstein, y el de lo muy pequeño y veloz fue sembrado por Don Max Planck allá por los comienzos del siglo XX  y todavía sigue dando ramas, muchas de las cuales son difíciles de ver hacia donde se dirigen y que parece querer salir de lo pequeño y hay pruebas de que ya lo han hecho.

Los esfuerzos de unificación comenzaron con  Paul Dirac, quien se atrevió a ¨injertar¨ relatividad especial y mecánica cuántica, pero por ahora la ¨teoria del todo¨ les saca el sueño a los físicos teóricos.

En esto de ponernos ¨filosos, término que todos los estudiantes conocemos, Rita Levi Montalcini nos conmovió al decirnos que nuestras hachas gozan de neuroplasticidad, que pueden ser afiladas, concepto que dio por tierra un dogma de la neurología que parecía  inamovible, comprobando que utilizando las ¨piedras de afilar¨ apropiadas ya mencionadas podemos modificar nuestro sistema nervioso.

Concretamente, la neuroplasticidad se refiere a que podemos producir de forma temporal o permanente en nuestro sistema nervioso ¨nuevas conexiones sinápticas¨ mediante el papel principal y posiblemente no único, de una molécula proteica denominada  NFG, factor  de crecimiento nervioso la cual fue descubierta 1951 por Rita Levi Montalcini (Nobel de Medicina) . 

No olvidemos sin embargo de que somos una unidad, mucho más que una proteína o que un sistema nervioso,  y como tal unidad actuamos y aprendemos.

La industria farmacéutica de parabienes. En pocos años nos harán recordar más, olvidar selectivamente o no, o tal vez crearnos como en la ficción de Arnold recuerdos que no teníamos, y hacernos la vida mejor o porque no imposible. 

De vuelta al hilo. Nacemos sabiendo, pero nuestra experiencia comienza realmente al recibir las primeras señales que computamos desde afuera y desde adentro a través de las puertas de nuestros sentidos, es decir de nuestros receptores externos y de aquellos receptores que tenemos en nuestra intimidad más profunda.

Todas las experiencias  sufren modificaciones  acordes con nuestras  creencias, actitudes, afectividad, motivación y valores, en un complejo proceso ecológico que nos hará percibir subjetiva y significativamente las sensaciones que recibimos y procesamos, las cuales finalmente se traducirán en conocimientos, conductas, competencias y desempeños. 

Este complejo proceso, incluye determinadas características y filtros algunos de los cuales los podemos modificar voluntariamente, pero que en definitiva nos quitan y nos dan atributos que nos diferencian y que nos asemejan a nuestros semejantes y con el resto de las especies.

Desde el punto de vista neurológico nuestro cerebro triuno ( Mc. Lean) nos posiciona como especie en una situación de privilegio, y nuestra cultura nos permitirá marcar diferencias acordes con la sociedad en la que nos desempeñamos, siendo nuestra impronta personal la que actúa de nexo obligado entre  especie y  cultura para la generación de nuestros múltiples modelos mentales, mapas o programas. 

En todo esto el  ¨lenguaje¨, entendido como nuclear al procesamiento de las señales tiene un papel determinante que merece un análisis más detallado.


 

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