Nacho,
Newton-Lorentz:
Entre el determinismo y el efecto mariposa
Nacho, Newton y el caos: entre el determinismo
y el efecto mariposa
En nuestra adolescencia,
aprender a jugar al billar era prácticamente una obligación. Lo hacíamos sin
tener la más mínima idea de la profundidad de su teoría. En el barrio siempre
había un billar, pero El Asahi era ¨el billar¨ , es el que tan bien canta en Corrientes Soñadora,
Juancito Leyes… ¨los famosos partidos Regional y Colegio, y aquellos
estudiantes en el bar Asahi¨ un icono de Corrientes de esa época con varias
mesas y,…
Las anécdotas de billares
llenarían libros. Por ejemplo, la prohibición del tiro massé a los no expertos,
porque requiere gran técnica y control: se golpea con el taco casi vertical y,
si no se hace correctamente, se rompe la tela. Nacho lo podía hacer. Y otra
habilidad lateral suya, y de otros expertos, era jugar sin pagar nunca el valor
de la mesa, porque pagaban solo los perdedores.
Nacho, el
campeón de billar y el determinismo
Tiempo atrás nos dijo: “Yo fui campeón de
billar en la Cultural de Goya siendo muy joven”. Y para serlo —y le creo— hay
que ir más allá de golpear bolas.
Para Nacho, todo está escrito, todo es parte del destino. Cree que las jugadas,
que su café, que la vida misma, siguen un camino inevitable. Es un determinista
de los que sienten que el mundo es una cadena de causas y efectos que no se
rompen.
Pese a que Nacho fue campeón de billar, como
la mayoría aprendió la técnica y los trucos sin saber en profundidad que estaba
aplicando física newtoniana y, que, en un punto, tomaba parte del partido
Edward Lorenz.
Pero aquí está la paradoja: aunque Nacho confía en la inevitabilidad de su
juego, cada tacada que hace está atravesada por el caos.
El billar es un ejemplo perfecto de la física
newtoniana:
- Una bola quieta no se mueve sin una fuerza externa (Primera Ley).
- La aceleración de la bola depende de la fuerza del golpe y su masa
(Segunda Ley).
- Cada acción tiene una reacción igual y opuesta (Tercera Ley).
Si pudiéramos conocer con precisión absoluta
la posición, velocidad, fuerza y ángulo de cada golpe, podríamos predecir con
certeza dónde terminará cada bola. Pero el mundo real es mucho más complejo.
No basta con que las leyes
sean claras o que el sistema sea determinista. Lo decisivo es que muchos
sistemas físicos —como el billar con varias bolas en juego— son extremadamente
sensibles a pequeñas diferencias en las condiciones iniciales. Una variación
microscópica —una fracción de milímetro en el golpe, una mínima imperfección en
el paño, un leve giro de la bola— puede hacer que la trayectoria final cambie
radicalmente.
Edward
Lorenz y la mariposa que cambió no solo el billar, sino el mundo
Edward Lorenz, meteorólogo y
pionero del estudio del caos, trabajaba con simulaciones climáticas. Un día
quiso repetir un cálculo, ingresando manualmente los datos iniciales, pero
redondeó un número: de 0.506127 pasó a 0.506. Un cambio minúsculo, insignificante.
Sin embargo, el resultado de la simulación fue completamente distinto. La
predicción del clima variaba mucho con el tiempo, hasta volverse irreconocible.
Lorenz entendió que el
sistema era caótico: pequeñas diferencias en las condiciones iniciales crecen
exponencialmente, haciendo imposible predecir a largo plazo. De ahí surgió la
famosa metáfora: “El aleteo de una mariposa en Brasil puede provocar un tornado
en Texas.” O...
Nacho–Newton–Lorenz
en la mesa de billar (y en la vida)
Aunque las bolas obedezcan las leyes de
Newton, las infinitas pequeñas variaciones hacen que cada jugada sea
irrepetible y, en la práctica, impredecible. Nacho no desafía el determinismo:
lo vive en su máxima complejidad. Todo está determinado… pero no podemos
conocer con exactitud cómo. Y en esa tensión se juega no solo el billar, sino
la vida misma.
Está más que claro que Nacho no necesitó saber
de Newton ni de Lorenz para ser un maestro. Su intuición lo habilitó a navegar,
sin inconveniente, el caos contenido en cada carambola. Cuando tira massé, no
lo piensa: lo hace. Porque es experto. Todo esto nos recuerda que, en un mundo
regido por leyes, la incertidumbre y la maravilla de las carambolas siguen
vivas.
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